La poesía de Benítez Reyes mete el bisturí en el "veneno del tiempo" Tusquets edita 'Escaparate de venenos'

Se titula Escaparate de venenos y no porque contenga maldades, dice Felipe Benítez Reyes, sino porque "el tiempo es el único veneno para el que no hay antídoto". Ése podría ser el lema del nuevo libro de poemas del escritor gaditano (1960), que acaba de publicar Tusquets y que, además, ofrece algunas alternativas, algunos calmantes para ese veneno: la literatura de los otros, la cotidianidad extraordinaria, los viajes...

Son 175 páginas, 60 poemas más o menos dolorosos o dramáticos, pero a menudo contaminados por cierto tono de narración que quita, fingiendo ficción, algo de hierro al abismo que supone meter el bisturí de lo metafísico en el paso del tiempo. "La paradoja es que el tiempo nos hace y nos destruye: estamos hechos de tiempo", señala Benítez Reyes. Amor y viajes, insomnios y paradojas, adolescentes y putas, bares y palabras y poetas queridos desfilan ateridos por este Escaparate de venenos, como queriendo mostrar el carácter benéfico de lo cotidiano sin levantar la voz. "El tiempo no se cura con nada", añade el poeta. "Y el único pacto posible con esa fantasmagoría que llamamos realidad es tomar esos pequeños calmantes, que no benefician pero tampoco perjudican". El libro llega tres años y medio después del último poemario del premio Nacional de Poesía 1996, El equipaje abierto. Nada parece haber cambiado demasiado, o quizá sí: parecería que hay más melancolía: "Eso, supongo, es inevitable. Pero lo que no hay, aunque parezca raro, es más lucidez. Llegas a mayor creyendo que vas a saber más y resulta que mantienes los mismos estupores e incluso añades algunos sobrevenidos".Aunque van surgiendo ayudas nuevas también: "Por ejemplo, crees más en tu propia poesía. Aunque escribirla tenga por fuerza algo de artificio, de impostura, te quitas el dandismo intelectual de no darle importancia y la valoras más: permite vivir y hace la vida más intensa".