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El diseño de las vanguardias históricas entra en el Museo Nacional de Artes Decorativas Una muestra recoge parte de la colección Torsten Bröhan, entregada al Estado como dación

Las sillas de Henry van de Velde, Mies van der Rohe, Gerrit Rietveld y Gerald Summers forman parte de la historia del diseño industrial y en este caso abren el contenido de la exposición Diseño de vanguardia 1880-1940, inaugurada ayer en el Museo Nacional de Artes Decorativas, de Madrid (Montalbán, 12), donde permanecerá hasta el 2 de abril. El material forma parte de la colección Torsten Bröhan, compuesta por diseños, cristal y biblioteca, que ha sido comprada por 800 millones de pesetas y entregada al Estado como dación y pago de impuestos de las empresas Afinsa y BBV.

Una bombonera de latón plateado, diseñada por Christopher Dresser hacia 1878, es la primera pieza de la exposición Diseño de vanguardia, 1880-1940, abierta ayer por el secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés, en las salas temporales del Museo Nacional de Artes Decorativas. La comisaria de la muestra, Lourdes Vaquero, conservadora del museo, ha seleccionado un total de 106 obras de la colección Torsten Bröhan.El alemán Torsten Bröhan ha reunido en los últimos 20 años una completa colección sobre diseño industrial desde mediados del siglo XIX hasta los años noventa del siglo XX. La colección, en realidad, se divide en otras tres, ya que se compone de 168 piezas de diseño, unas 300 obras de cristal y una biblioteca especializada de 4.000 volúmenes.

El coleccionista decidió vender en un bloque único en lugar de la subasta por piezas, al trasladarse desde Düsseldorf a Nueva York e iniciar una nueva colección de pintura contemporánea. En un principio la ofreció al Museo de Artes Decorativas de Barcelona, con el que no llegó a un acuerdo. El Nacional de Artes Decorativas entabló negociaciones, que acabaron este verano con la compra de la colección, que llevará su nombre, por 800 millones de pesetas.

2.000 millones

La inversión fue aportada como pago de impuestos por la empresa Afinsa, la parte del diseño, y por el BBV, la de cristal, que se expondrá en octubre en el mismo museo. Un montaje con piezas de vidrio viajará por seis museos de Estados Unidos a partir de junio de 2001.

"El museo ha dado el gran salto al siglo XX", declaró ayer el director del Museo Nacional de Artes Decorativas, Alberto Bartolomé Arraiza. Destaca la singularidad del contenido de la colección, con unas obras desconocidas en España. Señala que el precio fue bueno, ya que calcula que hoy costaría 2.000 millones.

El montaje diseñado por el equipo Macua y García Ramos destaca cada pieza en las vitrinas iluminadas y con fondos de espejos. Lourdes Vaquero ha distribuido las piezas por cuatro etapas históricas, que se resumen en las cuatro sillas que en el vestíbulo del museo inician el recorrido de la muestra, cuyas piezas principales se explican también en una sala con paneles, datos y fotografías, además del catálogo publicado, que contiene textos de Francisco Calvo Serraller, Torsten Bröhan y una cronología de Elisa Ramiro.

"El mejor diseño del siglo XX", según el coleccionista, se presenta en una primera sección donde aparecen los precursores del diseño, autores vinculados a los movimientos modernistas del art nouveau, el Arts and Crafts, Secesión vienesa y Jugendstil. Como piezas de este periodo hay un timbre eléctrico de Héctor Guimard (metro de París), cubiertos de Peter Behrens, un toallero de Reimerschmidt, un cartel y el sillón Habana de Van de Velde, un escritorio de Otto Wagner y una silla de niño del arquitecto Frank Lloyd Wright (Guggenheim).

Un ventilador de mesa, que funciona, de Behrens, construido por AEG hacia 1920, inicia la tendencia Werkbund, donde se exponen un cuenco de Hoffman y un hervidor de Behrens. La filosofía que Walter Gropius puso en marcha en 1919 con la Bauhaus, con la unión de las artes y la industria, aparece en carteles, fotografías, cajas y teteras de Tümpel, un juego de té de Karl Raichle, un prototipo de lámpara de mesa de Karl Müller, una taza y plato dibujados por Vassili Kandinski hacia 1921, cafeteras de Wagenfeld, un joyero de Harwig, el prototipo del sillón Barcelona de Mies van der Rohe, de 1929 -se acaba de mostrar en la feria Arco 2000- y un conjunto de mesas, sillas, banquetas y sillones de Marcel Breuer de los años veinte.

La silla azul y roja de Gerrit Rietveld dio los colores al movimiento De Stijl basado en el neoplasticismo holandés de Van Doesburg y Piet Mondrian. De Rietveld hay varias sillas, mesas y un curioso aparador. En el último bloque se sitúa el estilo internacional de entreguerras, con una lámpara de escritorio de Max Schumacher, un frutero de Wilhelm von Eiff, un vestido de Elsa Schiaparelli (hacia 1930) y una silla de Gerald Summers.

Una vez terminada la exposición, estas piezas y el resto de la colección Torsten Bröhan pasarán a los almacenes, ya que el museo no dispone de espacios para su exhibición. Una ampliación hacia el edificio vecino ha quedado paralizada ante la posibilidad de tener una nueva sede. Con este motivo, en los últimos meses Cultura negocia con Argentaria la compra del palacio del Marqués de Salamanca, sede del banco, en la plaza de Cibeles de Madrid. El acuerdo no llega por las diferencias en miles de millones en las ofertas.

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