Batalla política por 142 alumnos
El castellano y el euskera viven con complicaciones su coexistencia en Euskadi. La distancia entre ambas lenguas, a diferencia del caso catalán o gallego, genera un importante grupo de ciudadanos monolingües castellanos (casi un 60% de la población del País Vasco) que no pueden acceder al mundo del euskera. El último capítulo de esta mala convivencia lo sufre Vitoria estos días. El Departamento de Educación del Gobierno vasco, que dirige Inaxio Oliveri, de Eusko Alkartasuna (EA), ha anunciado su intención de cerrar el colegio público Santa María (86 alumnos) y fusionarlo con el cercano centro Ramón Bajo (56), ubicado en el Casco Viejo, dada la escasez de escolares de ambos.Los dos centros enseñan en el modelo A (en castellano, con el euskera como asignatura), lo que les ha supuesto una constante pérdida de niños ante el auge de los modelos B (la mitad de las asignaturas se imparten en euskera y la otra mitad en castellano) y D (en lengua vasca con el castellano como asignatura). La batalla política está servida.
Se da además la circunstancia de que en ambos colegios -separados entre sí apenas 700 metros- algo menos del 60% de los niños es hijo de inmigrantes procedentes de Marruecos, Brasil, Portugal y Colombia. En total, aglutinan a unos 80 de los 350 niños extranjeros que estudian en Álava. La razón es simple. El Casco Viejo de la capital alavesa acoge a la mayor parte de la población inmigrante del territorio, así que los extranjeros mandan a sus hijos a los colegios públicos más cercanos. El flujo cada vez mayor de inmigrantes a estos centros llevó a Educación hace dos años a instaurar un novedoso sistema de integración, alabado por toda la comunidad educativa y política.
Cascada de críticas
En una comunidad donde las sensibilidades en torno a la política lingüística están más que a flor de piel, la decisión del Ejecutivo autónomo ha desatado una cascada de críticas de los partidos no nacionalistas, con acusaciones a Educación de querer que desaparezca la enseñanza en castellano, y diatribas de los padres y del director del Santa María, que se sienten maltratados.
Precisamente, el que los dos colegios sólo impartan enseñanza en castellano es lo que les está dejando sin niños, ya que en Euskadi los modelos bilingüe y monolingüe en euskera se están imponiendo a pasos agigantados. En la red pública, el 73% de las familias inscribe a sus hijos en el modelo D al comenzar el colegio. El 21% elige el modelo bilingüe y el 6%, el castellano. Las cosas cambian en la red privada, que en el País Vasco escolariza al 50% de los alumnos. Un 16% de las familias escoge la enseñanza en castellano, un 43% el modelo bilingüe y un 41%, en euskera.
La polémica ha alcanzado estos días su punto crítico al trascender que el centro a cerrar será el Santa María. Sin embargo, los padres de los alumnos, los directores de ambos colegios y el Ayuntamiento de Vitoria, que encabeza Alfonso Alonso, primer candidato del PP por Álava en las elecciones del 12 de marzo, fueron informados el pasado noviembre por Educación sobre su pretensión de fusionar los centros y todos lo aceptaron como algo normal e inevitable dada la escasez de nuevas matriculaciones.
Padres, el director del Santa María y populares, socialistas y UA han hecho ahora causa común contra el cierre, pero cada uno justifica su postura de manera diferente. Alonso, quien ha sido criticado por los nacionalistas por lo que consideran iniciativas municipales contra el euskera, ha sido el primero en tomar la bandera de la reivindicación del Santa María y ha introducido un elemento nuevo en la polémica, que hasta esta misma semana ni siquiera se había planteado.
El primer edil sospecha que tras el cierre de Santa María se esconde la intención de la consejería de ampliar las instalaciones de una ikastola pública anexa al centro que sólo tiene modelo en euskera y que este año ha matriculado a 25 alumnos de tres años frente a los 12 y 3 de Santa María y Ramón Bajo, respectivamente.
El PSE rechaza la fusión por "el peligro de crear un gueto" con el colegio resultante. "Se puede dar una concentración de inmigrantes superior al 70% y eso no es mestizaje", advierten los socialistas. El director de Santa María, Carlos López, considera que el intento de fundir ambos centros en uno, y que éste se ubique en la parte vieja, es un intento de "arrinconar el modelo en castellano y conseguir que desaparezca en unos años".
Medida lógica
Josu Gangoiti, delegado del Departamento de Educación para Álava, replica que la fusión es una medida lógica de planificación, ya que ambos colegios son del mismo modelo lingüístico, de los mismos niveles educativos (Infantil y Primaria), de la misma zona de la ciudad y de la misma composición sociocultural (amplia presencia de alumnos inmigrantes y con las matriculaciones a la baja). "La fusión", explica, "es pedagógicamente aconsejable al permitir la existencia de grupos con un número de alumnos más adecuado para un mejor proceso educativo en todos los cursos y un centro resultante más activo y con más recursos y, por tanto, con más futuro".
¿Y por qué se tiene que cerrar Santa María y no Ramón Bajo? "Pues porque Ramón Bajo está en el Casco Viejo de Vitoria, una zona deprimida social y económicamente y a la que no se le puede privar del único colegio que tiene de Infantil y Primaria. Se trata de revitalizar el barrio, no de terminar con sus esperanzas", responde Gangoiti.
El Casco Viejo tiene 9.500 vecinos, predominan los mayores de 60 años y ejerce de primer alojamiento para los sectores más desfavorecidos y para los inmigrantes.
Javier Setién, director de Ramón Bajo, no oculta su respaldo a la fusión. "Es una cuestión de supervivencia", indica. "Nos han garantizado que se van a mantener las plantillas de los dos centros y es lógico que se elija Ramón Bajo para la unificación, ya que es más amplio y está mejor dotado". Setién destaca que se trata de dos de los colegios con mayor porcentaje de alumnos de origen extranjero del País Vasco.
De momento, el Ayuntamiento ya ha solicitado a Educación que le devuelva las instalaciones del Santa María sí éste termina cerrándose. El Gobierno vasco no está por la labor. Gangoiti admite que es posible que un par de las aulas que queden vacías puedan ser ocupadas por la ikastola anexa debido a que su número de matriculaciones aumenta, pero también comenta que la otra parte del edificio se podría dedicar a guardería o escuela infantil, "algo que nos pidió la anterior corporación", presidida por el peneuvista José Ángel Cuerda.
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