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Jaume Plensa viaja al interior del cuerpo humano en pleno Retiro

El palacio de Velázquez presenta 29 piezas recientes del escultor

El escultor Jaume Plensa (Barcelona, 1955) rechaza la luz natural del palacio de Velázquez, del Retiro madrileño, para situar entre la desnuda arquitectura de metal un total de 29 piezas de gran tamaño realizadas en los últimos diez años. La exposición Chaos-Saliva se presenta como "un viaje al interior del cuerpo humano", según declaró ayer el artista. Las piezas aparecen en toda la superficie, sin barreras, como "focos de energía".

La programación del Museo Nacional Reina Sofía se traslada al centro del parque del Retiro. El palacio de Velázquez estará ocupado hasta el 30 de abril con las esculturas de Jaume Plensa, y el próximo martes se abrirá el palacio de Cristal con una instalación del cubano Kcho.El director del Reina Sofía, José Guirao, consideró ayer que la propuesta de Plensa para realizar el montaje de sus esculturas había sido bien resuelta. Por primera vez, el espacio luminoso y la estructura de hierro, cristal y plomo del palacio de Velázquez aparece oculta para destacar una escenografía basada en la luz y el sonido alrededor de grandes piezas e instalaciones.

La retrospectiva de Jaume Plensa abarca los últimos diez años. En lugar de una recopilación habitual, el comisario, el alemán Carsten Ahrens, y el propio artista han planteado colocar las piezas como islas en una superficie sin divisiones con tabiques. "No hay un mejor lugar para exponer las obras de Plensa que la belleza de esta arquitectura y en el centro del Retiro, un lugar de encuentros fortuitos, como esta misma exposición", declaró.

Para Carsten Ahrens, se trata de un "viaje poético" a través de unas islas que están conectadas de una "manera misteriosa" al tema general del cuerpo humano. "En una primera impresión puede parecer que se trata de una exposición de varios artistas, ya que Plensa es un creador polifacético. El tema del cuerpo humano une a todas las piezas de esa forma misteriosa, como ocurre con las cabinas de alabastro, en cuyo interior el espectador puede oír sonidos del interior del cuerpo del propio artista, como la circulación de la sangre en distintas zonas". En las piezas hay referencias al cuerpo, como los dos muñecos sobre mesas de la entrada de la muestra y en las dos grandes bolas de hierro con las palabras Sueño y Deseo. Los "encuentros fortuitos" se realizan con una obra de arte que el comisario califica de original y personal, que "sorprende por la multitud de talentos que llevan la firma inconfundible del artista".

Jaume Plensa confesó ayer que estaba ante un sueño hecho realidad desde que surgió el proyecto con el director del Reina Sofía hace dos años, una muestra en Madrid donde ha expuesto en contadas ocasiones y que siempre ha sido "una gran fiesta". "Para un artista, diez años es como diez segundos", dijo Plensa al referirse al tiempo de su antológica, un tiempo "más virtual que real".

Jaume Plensa pide que se entre a la exposición sin prejuicios, sin intentar buscar relaciones entre las distintas piezas. "Cada obra es necesaria y tiene vida propia, como una célula que trabaja en un organismo más complejo. La exposición es un viaje al interior de un cuerpo. No es una muestra de conceptos, sino de emociones. Como el arte no sirve para nada, propongo que el espectador se divierta, sueñe, viaje y se despiste con las obras, que vea las distintas piezas como focos de energía".

Plensa llega al Reina Sofía tras el reconocimiento internacional de la exposición de 1996 y 1997 que recorrió la Fundación Joan Miró, de Barcelona; la galería Nacional del Jeu de Paume, de París; el Malmo Konsthall y la Stadtische Kunsthalle de Mannheim. El año pasado montó piezas en Hannover y en Viena. Además realizó proyectos en Francia, Inglaterra, Japón y Santa Cruz de Tenerife (Islas, 1994). También intervino en el teatro, con escenografías para óperas, como L'Atlántida, de Manuel de Falla, en el Festival de Granada (1996), y La Dammation de Faust, de Berlioz, en el Festival de Ópera de Salzburgo (1996).

En la presentación de la muestra del palacio de Velázquez, Plensa se refirió al concepto de Babel en la participación de personas de distintos países y la frecuente aparición de palabras y textos como parte de las piezas. En las obras hay letras en inglés, alemán, español, catalán y francés. "La lengua es un contenedor de memoria, es un vehículo más. No soy nacionalista. Me fascina la idea de Babel, esa mezcla de estéticas y lenguas".

'El efecto Blake'

La primera obra de la exposición de Jaume Plensa, Wispern (1998), con 21 recipientes de cobre y unos platillos sobre los que caen gotas de agua, es un homenaje a William Blake, que incluye textos de sus proverbios del infierno. Una frase de Blake, "un pensamiento llena la inmensidad", es el manifiesto del artista, es el efecto Blake. Plensa se define como un escultor clásico y dice que su obra habla de la escultura en estado puro. Cree que es un error hablar de materiales y de escalas. "Es un problema de energía, vibración, tiempo. La escultura es como un respirar normalmente". Las ideas del artista tienen formas de bolas, puertas, cabinas, lámparas. Además de la luz y el sonido, utiliza como materiales hierro, neón, bronce, cuerda, alabastro, agua, plástico, vidrio, parafina, nailon y lana.

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