El Partido Popular Europeo estudiará la expulsión de los conservadores austriacos
La derecha europea busca un acuerdo sobre la situación creada en Austria. La posibilidad de que una formación xenófoba entre en el Gobierno austriaco de la mano de uno de los partidos más enraizados de la derecha europea, el Partido Popular Austriaco (ÖVP), ha suscitado un formidable debate en sus foros. El próximo jueves, los miembros del Partido Popular Europeo debatirán en Bruselas la expulsión del ÖVP. El presidente de la Internacional Democristiana, Javier Rupérez, cuestiona incluso la relación de Austria con organismos como la ONU, que siembran en Viena muchas de sus sedes.
"Europa es una comunidad de valores, en los que la familia popular europea tiene su bandera. Y el Partido Popular Austriaco deberá dar explicaciones", declaró ayer José María Robles Fraga, coordinador de Internacional del Partido Popular, el único de derecha que gobierna en solitario en la Unión Europea (UE). "Lo que ocurre merece nuestra máxima preocupación y el más contundente aviso a los populares austriacos", advertía ayer el presidente de la Internacional Democristiana, Javier Rupérez. "Yo comprendo su dilema, pero no se puede compatibilizar la pertenencia al Partido Popular Europeo con una coalición con la extrema derecha".Por ello, los representantes de los grupos miembros del Partido Popular Europeo (PPE) estudiarán el jueves, reunidos en Buró Político en Bruselas, sus medidas contra el ÖVP: desde la congelación de relaciones hasta su expulsión. Los populares portugueses ya fueron expulsados hace cinco años por sus posiciones de extrema derecha. Antes del jueves, varios líderes populares europeos, entre ellos el presidente del PPE, Wilfried Martens, coincidirán mañana en Madrid invitados por la fundación Konrad Adenauer.
La Internacional Democristiana, además, debe "pensar" en la relación de Austria con la ONU y la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), según su presidente. "Estos organismos que velan por los derechos humanos tienen muchas de sus sedes en Viena. Sería un sarcasmo que allí gobernara la extrema derecha", dice Rupérez. El ÖVP abandonó la Internacional a principios de los noventa, acompañando en ese viaje a la Unión Socialcristiana (CSU) alemana, el partido hermano de la Unión Cristiana Democrática (CDU) en Baviera. Y son éstos precisamente, la CSU y parte de la CDU, los únicos que apoyan a los populares austriacos frente a la línea dura que esgrimen los demás partidos de centro derecha de la UE, relata Rupérez.
La CDU, casi ahogada ahora por las revelaciones sobre sus cuentas secretas, no ha adoptado una posición oficial. Pero su portavoz para Asuntos Exteriores, Karl Lamers, declaró ayer que lo mejor es "apostar por la integración de estas fuerzas extremistas", informa Ciro Krauthausen. "No quiero decir que no haya riesgos, pero entre todas las opciones, ésta es la menos arriesgada". En Francia, la contundencia de la Unión para la República (RPR) del presidente, Jacques Chirac, y de otros partidos de derechas se ganó el aplauso del socialista Lionel Jospin en la Asamblea, informa José Luis Barbería. Además del RPR, Democracia Liberal y la Unión para la Democracia en Francia (UDF) se manifestaron a favor de la posición de la UE. La única excepción en París fue el recién creado partido del ex ministro del Interior Charles Pasqua. El Frente Nacional de Jean Marie Le Pen, por supuesto, comparte esa crítica a la presión ejercida por la UE. Al igual que Gianfranco Fini, líder de la derechista Alianza Nacional de Italia, que declaró que "poner dificultades a Haider es un error que sólo producirá los efectos contrarios a los deseados", informa Lola Galán.
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