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Viejas murallas para un auditorio del 2000

Apenas iniciados los trabajos previos de excavación arqueológica del que será el principal complejo cultural y artístico de la comunidad, el subsuelo de Pamplona ha mostrado a la vista lo que políticos, arquitectos y, sobre todo arqueólogos, conocían ya: que bajo el asfalto de lo que hasta ahora era un simple aparcamiento en superficie ubicado junto a la Avenida del Ejército, en pleno centro de la urbe, descansan los contrafuertes y muros del baluarte de San Antón, una de las cinco puntas amuralladas del anexo recinto militar medieval de la Ciudadela de Pamplona, que es, a su vez, una de las obras de ingeniería civil del siglo XVI mejor conservadas de España en su género.En San Sebastián, las obras del aparcamiento subterráneo de la Bretxa descubrieron una parte de las murallas de la ciudad. La solución dada por el Ayuntamiento donostiarra fue la de integrar los restos en el proyecto, inaugurado el pasado año. En Pamplona, todos sabían que las ruinas estaban desplegadas por ahí, porque fueron demolidas parcialmente a finales del siglo XIX por el ejército para construir encima sus cuarteles, pero nadie sospechaba que estuvieran en tan buen estado de conservación. Por eso, su aparición generó un inmediato debate ciudadano: ¿conservarlas? ¿trasladarlas? ¿demolerlas?

Antes de que la polémica se extendiese entre partidarios y detractores de las distintas soluciones posibles, el Gobierno de Navarra, promotor del Palacio-Auditorio, actuó con celeridad y ayer presentó los resultados de su rápida deliberación.

Tras la sesión matinal del consejo de gobierno, los consejeros de Educación y Cultura, Jesús Laguna, y de Vivienda, Comercio, Turismo y Trabajo, Nuria Iturriagagoitia, anunciaron conjuntamente que el proyecto cultural se modificará en lo necesario para conservar lo hallado, integrarlo en el nuevo proyecto y dar utilidad cultural al baluarte, comenzado a construir a partir del año 1571, bajo el reinado de Felipe II.

No sólo se conservará lo hallado, sino que se seguirá excavando hasta consolidar el recinto y convertirlo en una gran sala de exposiciones de mil metros cuadrados de superficie. Unas escaleras conducirán al visitante hasta este espacio subterráneo donde todas las gamas artísticas del siglo XXI se expondrán al amparo de los viejos muros.

Para ello, el Ejecutivo de UPN acordó ayer establecer la "compatibilidad" del interés cultural de los hallazgos con el interés social del proyecto diseñado por el equipo que dirige el arquitecto estellés Patxi Mangado. De este modo, el diseño de las tripas sumergidas del auditorio y palacio de congresos, que tiene un presupuesto de construcción de 11.000 millones de pesetas, se modificará ligeramente para situar en otro punto, bajo la futura gran plaza pública a la que se abrirá el edificio, las plazas de aparcamiento subterráneo previstas para el subsuelo donde han aparecido las escarpas y contraescarpas del baluarte. La zona de servicios también cambiará de ubicación para permitir aprovechar los hallazgos

Nuria Iturriagagoitia subrayó que la integración de estos restos no supondrá ningún retraso en el programa de construcción del Palacio de Congresos-Auditorio, aunque encarecerá algo el proyecto. "Lo que está claro es que el baluarte se conserva en perfectas condiciones y su rescate con fines culturales hará más atractivo todavía la nueva infraestructura", indicó la consejera navarra.

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En cualquier caso, las instituciones navarras no tenían muchas opciones. Máxime cuando en 1998 la Ciudadela y las murallas de Pamplona se declararon Bien de Interés Cultural y hace apenas tres años que la institución cultural Príncipe de Viana avaló con su firma ante la Unesco la petición de declaración de Bien Patrimonio de la Humanidad para el conjunto fortificado de la ciudad (Ciudadela, murallas y el fuerte de San Cristóbal).

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