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El fin de la invencibilidad de los karen

Cuenta la leyenda que hace unos dos años las tropas birmanas se acercaban al pueblo de los gemelos Johnny y Luther Htoo. Los guerrilleros de la etnia karen, supuestamente encargados de su defensa, huyeron. Los niños, que no habían aún cumplido los 10 años, reagruparon a los hombres válidos que aún quedaban en la aldea y organizaron su defensa. Rechazaron el ataque birmano.La hazaña bélica les aurificó. De pueblo en pueblo se contaba que eran inmunes a las balas y a las minas que infestan la región, que su lengua era negra, síntoma de divinidad...

La gesta levantó el ánimo de la más antigua guerrilla del mundo, la de los karen, que en 1948 empuñó las armas para reivindicar la independencia de Birmania. A lo largo de 52 años de lucha ha acumulado derrotas y escisiones.

Los 3,4 millones de karen son en su mayoría protestantes y residen en Birmania, aunque unos doscientos mil viven refugiados en Tailandia, reagrupados en campamentos supuestamente bajo la protección del Ejército de Bangkok. Una minoría es de religión budista.

Sus primeros guerrilleros eran antiguos militares del Ejército colonial británico que en 1948 pusieron en serios aprietos al régimen birmano cuando cercaron Rangoon. Fue entonces cuando controlaron la mayor porción de territorio birmano.

Poco a poco fueron perdiendo terreno, a pesar de que contaron con frecuencia con mercenarios extranjeros en sus filas. Sus principales golpes se los asestó el Ejército de Rangoon en los años setenta, cuando se hizo cargo de la Unión Nacional Karen (UNK), el nombre del grupo guerrillero, el general Bo Mya, que con 74 años acaba ahora de ser jubilado por sus correligionarios.

La dictadura militar birmana tardó en conseguir desgajar a la minoría budista de la UNK, pero en 1995 lo consiguió y éstos se convirtieron en los peores enemigos de sus "hermanos". Colaboraron activamente con las Fuerzas Armadas birmanas en la toma del cuartel general de la UNK en Mannerplaw.

La sucesivas derrotas y la escisión budista mermaron el ardor bélico de los hombres de Bo Mya, que empezaron a compaginar su actividad guerrillera todo tipo de trapicheos fronterizos para redondear sus ingresos.

Ante una guerrilla tan poco motivada, el Ejército birmano, compuesto por 300.000 hombres, apenas encontró resistencia cuando en 1997 desencadenó la que ha sido hasta le fecha su mayor ofensiva contra los karen. Prácticamente expulsó a la UNK de Birmania y la mayoría de sus jefes acabaron instalándose del otro lado de la frontera, en Tailandia, donde eran tolerados siempre y cuando no diesen problemas.

Fue entonces cuando un grupo de irreductibles fundaron el Ejército de Dios, mezcla de misticismo tribal y de cristianismo luterano. Entre su medio millar de combatientes hubo unos cuantos niños huérfanos de guerra deseosos de vengar a sus padres muertos en combate o ejecutados a sangre fría.

Tardó casi dos años en darse a conocer. Fue hace cuatro meses cuando algunos de sus miembros asaltaron la Embajada de Birmania en Bangkok y cogieron a 38 rehenes. El Gobierno tailandés cedió a sus demandas y el asunto concluyó sin derramamiento de sangre.

No sucedió lo mismo el martes pasado en el hospital tailandés de Ratchaburi, cerca de la frontera birmana. Capitaneados por los gemelos, que habrían cumplido 12 años, doce guerrilleros tomaron el establecimiento con 600 rehenes en su interior para exigir que sus heridos recibiesen allí tratamiento médico.

Ratchaburi está lejos de Bangkok y las fuerzas de élite tailandesas recibieron la orden de restablecer el orden. Dieron muerte, en circunstancias extrañas, a diez de los asaltantes, pero los hermanos Htoo desaparecieron.

Casi al mismo tiempo, tropas birmanas arrasaban el cuartel general del Ejército de Dios en Kamaplaw, una aldea pegada a la frontera tailandesa. Tampoco capturaron a los niños. Pero ante tal cúmulo de fracasos la leyenda de la invencibilidad de los gemelos se ha desvanecido.

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