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Protesta contra las multinacionales

A las tres de la tarde de ayer, la doble tormenta de nieve y protestas que se desató sobre la pequeña población alpina de Davos convirtió en una fortaleza militar lo que hasta entonces había sido un paraíso artificial al servicio de la flor y nata del capitalismo mundial que está allí reunida desde el pasado jueves.A esa hora, una compacta masa compuesta por más de un millar de personas, vigilada por helicópteros policiales y bajo una tupida cortina de nieve, comenzó, en uno de los extremos de la población, una marcha de protesta contra el Foro Económico Mundial, la globalización y las multinacionales, acusadas de beneficiarse a costa del resto de la humanidad. La masa estaba formada por grupos verdes, pacifistas, de jóvenes contra el paro y comunistas desplazados desde Francia, Italia, Alemania y otras poblaciones suizas, y portaban coloristas pancartas y coreaban eslóganes críticos con los participantes en el foro, al que calificaron de "reunión de asesinos". A su cabeza se encontraba el líder campesino francés José Bové, quien ya estuvo presente en las marchas de Seattle. Bové había recibido autorización para acudir él solo a la reunión, pero dijo que sólo acudiría con sus amigos.

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La primera barrera policial esperaba a la marcha a unos 700 metros del foro. La manifestación pisó ese primer obstáculo sin apenas problemas, y dejó un policía seriamente malherido y varios más fuera de combate. Antes, un establecimiento de la cadena norteamericana de comida rápida McDonald's había sido destruido por los manifestantes. El segundo obstáculo, formado por un centenar de policías seriamente pertrechados para la lucha y una barrera metálica de más de dos metros de alto, consiguió frenar el avance.

Bové, que lamentó los daños sufridos por los policías heridos, criticó a las empresas multinacionales y calificó de "auténtica vergüenza para la humanidad la violencia institucional que representan los directivos de las multinacionales reunidas aquí. Ellos son los responsables de millones de muertos, de la destrucción de millones de empleos y de la degradación del medio ambiente". Bové concluyó expresando su deseo de que la de este año fuera la última reunión del Foro de Davos. Algo que, no hace falta decirlo, fue descartado por los organizadores del evento.

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