"La guerrilla incentiva la siembra de coca"
Omar García, de 48 años, es el alcalde de una "utopía" llamada San Vicente del Caguán. Un municipio de 50.000 habitantes (sólo 15.000 en el área urbana) del que nunca se había oído hablar en España. Ahora su nombre suena, porque en San Vicente del Caguán comenzaron las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y eso marca. Ahora se sigue sin saber nada de las gentes de esta localidad, cabecera de los 42.000 kilómetros desmilitarizados para allanar el camino de las palabras, y su alcalde -también presidente de la Asociación de Municipios del Despeje-, con frustración, reconoce que ellos sólo son "los que sirven el tinto [café] en la negociación". Omar García, conocedor-sufridor del proceso de paz abierto en Colombia, denuncia la proliferación de plantaciones de coca desde que se desmilitarizó la zona. Habla con EL PAÍS en Madrid, con la frialdad de la distancia pero con la rabia de quien ve los pasos de enano de un proceso necesario como la vida. Algunos de sus colaboradores confiesan que el alcalde ha hecho una gira europea para "poner tierra por medio un tiempo, antes de que se la echen encima".Pregunta.¿Tiene poder real el alcalde de San Vicente o sólo es la mesa de las negociaciones?
Respuesta.La Administración que presido tiene todo el apoyo de la población y me permito decir que tengo la autoridad. Pero la mayoría de periodistas que van allá sólo buscan a la guerrilla, no a la población, por eso la opinión pública desconoce que allí hay un pueblo que no es guerrillero y que tampoco es coquero. Es una población con capacidad para proponer cosas que no han sido tenidas en cuenta.
P.¿Se sienten utilizados por el Estado y por la guerrilla?
R.Lo que creemos es que desde el principio faltó hacer claridad sobre los mecanismos de la zona de distensión: cuáles son las reglas de juego, qué garantía hay para la vida, honra y bienes de los ciudadanos... Mi autoridad, la administrativa, no ha sido suplantada, pero los jueces y los fiscales se fueron y nos hacen mucha falta. Su ausencia permite que las FARC asuman de hecho la Administración de justicia.
P.Se habla de grandes cultivos de coca en la región del despeje, de ejecuciones... ¿Qué está ocurriendo realmente?
R. Hay problemas graves y muy serios para la población. Las FARC asumen la Administración de justicia y esto es grave, porque, si nuestra justicia es deficiente, la de las FARC es pavorosamente deficiente; la población se siente estigmatizada, muy incómoda, porque la región está considerada como guerrillera y no es cierto; la violación de los derechos humanos es diaria; las FARC, que dicen estar hablando de paz, continúan con su actividad de guerra, y la autoridad, el Estado, se ha casi suspendido en la región. Es insostenible, no queremos la ley del monte.
P.¿Se está cultivando coca dentro del despeje?
R.Sí, hay cultivos y, lo que es más grave, se está incentivando la siembra de coca. Y creemos que las FARC no juegan limpio en este proceso, pues debido a su influencia en las zonas de coca han logrado que la población piense que esto es lícito. Tradicionalmente hemos vivido del ganado, no creemos que sea necesaria la maldita coca para subsistir. Hemos demostrado históricamente que sin ayuda del Estado y sin necesidad de plantear revoluciones y cosas violentas se puede hacer patria.
P.¿Ha habido una colonización externa para la siembra y el raspado de la coca?
R.Sí, hay una zona baldía a la que todos los días llega gente. Ha habido una colonización coquera, yo no puedo decir que orientada por las FARC, pero sí consentida por las FARC.
P. ¿Cuánta voluntad de paz detecta usted en los negociadores?
R.Aunque dentro de la mesa de negociación somos los que llevamos los tintos, vemos una voluntad exagerada del Gobierno nacional de buscar la paz, una solución negociada. Vemos una voluntad de la guerrilla, también sincera. Lo que ocurre es que la guerrilla tiene voluntad, pero no afán, porque no tiene los plazos que tienen los Gobiernos de turno, de cuatro. Además, lograr la paz es algo muy complejo, se trata de eliminar las desigualdades sociales, de abandono por parte del Estado...
P.¿Tienen las FARC el poder militar que se les supone?
R.Es una guerrilla fuerte con mucha capacidad de agredir al Estado, pero que no tiene la fuerza para tomarse el poder por la vía militar. Es fuerte militarmente, pero débil políticamente. El problema, más que las guerrillas y las desigualdades sociales, es de una clase dirigente sorda, que no quiere hacer los cambios. Es una clase dirigente insensible. Además, hay gente a la que no le interesa la paz, viven muy bien en la oligarquía colombiana o en la guerrilla. La paz no es sólo el silenciamiento de los fusiles sino el fin de las desigualdades. El Gobierno y las FARC tienen que entender que representan a una minoría y que la mayoría es la que salió a la calle el 24 de octubre a decir No más.
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