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Montecarlo y Niza despiden el año con el ballet 'Cascanueces'

Maillot lleva el espectáculo al circo de Mónaco

Desde hace décadas es tradición presentar en estas fechas el ballet Cascanueces, con música de Chaikovski y coreografía de Petipa. En esta ocasión se estrenan en la Costa Azul dos versiones de este clásico. Una de ellas, la del Ballet de Montecarlo de Jean-Christophe Maillot, traslada la pieza a escenarios circenses. En la Ópera de Niza, Marc Ribaud ha optado por ceñirse a la coreografía tradicional, aunque aporta una escenografía y vestuario originales.

El Ballet de Montecarlo presentó ayer en el circo de Mónaco la última función de este siglo de la nueva versión de Cascanueces que ha creado su director, Jean-Christophe Maillot, con diseños de Jerome Kaplan y ambientada en la vida circense.Hoy, en la Ópera de Niza, una versión más tradicional y apegada al original petersburgués del mismo clásico de Chaikovski, coreografiada por su responsable de la danza, Marc Ribaud, con lujosos decorados y vestuario de Ezio Frigerio y Franca Squarciapino, respectivamente.

En ambas galas las orquestas residentes de esta casa de óperas acompañarán a los ballets, y entre los artistas invitados se encuentran en la costa Azul el director musical norteamericano David Heusel y la primera bailarina italiana, Roberta Mazzoni, actualmente estrella de la Ópera de Düsseldorf, mientras que en la sede monegasca el protagonista de excepción es el napolitano Francesco Nappa.

La tradición navideña ha impuesto desde hace décadas las representaciones del ballet Cascanueces, que crearan a fines del siglo XIX el músico ruso Piort Ilich Chaikovski y el coreógrafo francés Marius Petipa; la moda fue creada por los teatros de ballets ingleses y luego adquirió carta de naturaleza en Norteamérica con la versión de George Balanchine, de la que se han hecho varias versiones cinematográficas.

Relectura de un clásico

Los coreógrafos más actuales no han resistido la tentación de intervenir en la lectura de este clásico, proponiendo nuevas perspectivas y entornos estéticos a una obra eterna que gusta igualmente a grandes y chicos.

Jean-Christophe Maillot es un antiguo enamorado del Cascanueces, y ya realizó su primera versión hace algunos años cuando dirigía el Centro Nacional Coreográfico de Tours.

En la versión definitiva de esta obra, hoy, en Montecarlo, la presencia del circo y los malabaristas, artes de equilibrio, y la imagen del clown tradicional se enlazan en una coreografía llena de imaginación. Maillot ha dicho: "El esfuerzo de esta producción ha sido enorme, y la adaptación de la estructura teatral convencional a la del circo ha sido compleja". Esta versión de Cascanueces tiene como protagonista al primer bailarín napolitano, Francesco Nappa.

En Niza, Marc Ribaud se ha limitado a refrescar con soltura la versión académica. "Sigo las pautas académicas del original, pero, naturalmente, doy mi propia versión. Esta obra permite eso, que un coreógrafo recree la tradición sin faltarla en su esencia estilística".

La producción de la Ópera de Niza ha contado en esta ocasión con dos de las principales figuras del diseño teatral internacional, el escenógrafo Ezio Frigerio y la diseñadora de vestuario Franca Squarciapino, que han aportado a este clásico sus ideas con un resultado de ambiente victoriano e imaginativos telones. Todo ello en el más absoluto lujo.

Entre las estrellas invitadas por Ribaud para esta velada están la brasileña Fernanda Diniz, que estará acompañada en escena por el francés Pablo Savoya.

Anoche, en Montecarlo, el príncipe Rainiero -a quien está dedicado por Maillot esta creación de Cascanueces- hizo su primera aparición pública tras sus recientes problemas de salud, al asistir a la representación desde uno de los palcos delanteros de la carpa de Chapiteaux de Font Vieille. En un momento de la representación, la bailarina Nathalie Leger se acercó al príncipe y le entregó una rosa blanca, lo que provocó una de las muchas ovaciones de la noche.

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