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Los astronautas del 'Discovery' regresan a la Tierra tras reparar con éxito el 'Hubble'

El telescopio espacial volverá a estar a disposición de los astrónomos dentro de 15 días

A la una de la madrugada de hoy, hora peninsular española, volvieron a la Tierra los siete astronautas que han reparado el telescopio espacial Hubble. El transbordador Discovery aterrizó en la base de Cabo Cañaveral (Florida), culminando una misión de ocho días de duración, difícil y costosa (34.000 millones de pesetas), pero bien cumplida. En tres paseos espaciales, que por su duración son el segundo, el tercero y el cuarto de la historia de los transbordadores, los astronatuas cambiaron la semana pasada las piezas estropeadas del Hubble y le instalaron equipos mejorados.

El aterrizaje del Discovery se produjo en la órbita número 119 de la misión, la segunda oportunidad del plan de vuelo, tras la suspension del descenso una hora y media antes, en la órbita anterior, debido al viento cruzado que azotaba Cabo Cañaveral. Por fin mejoraron las condiciones meteorológicas y el comandante Curt Brown hizo un aterrizaje de noche en la pista de cinco kilómetros de la base Kennedy.El Hubble, tras un mes y medio apagado, volverá a estar a disposiciòn de los astrónomos dentro de unos 15 días, cuando se acaben las pruebas de ajuste tras la reparación.

La semana pasada, los astronautas del Discovery Steven Smith, John Grunsfeld, Claude Nicollier y Michael Foale realizaron tres paseos espaciales -de más de ocho horas cada uno y sumando 24 horas y 33 minutos- de trabajo en el Hubble. Sólo en una ocasión, en 1992, se superaron estas largas permanencias fuera de la cabina de la nave, con un paseo espacial de ocho horas y media.

Urgencia

Estas largas jornadas en el Discovery transcurrieron sin problemas significativos, aunque no faltaron dificultades menores. Pero los astronautas hicieron en tres paseos espaciales prácticamente todo el trabajo planificado en principio para cuatro salidas de seis horas. La reestructuración del plan de la misión se debió al retraso del lanzamiento y a la urgencia de hacer regresar al Discovery antes de fin de año para evitar el efecto 2000 informático. Pese a ello, los astronautas pasaron la Navidad en órbita, y centenares de trabajadores de la NASA, en sus puestos de control.

Pero la reparación del Hubble ha concluido con un éxito rotundo, éxito que necesitaban tanto el telescopio como la NASA. El telescopio se apagó el pasado 13 de noviembre, cuando se averió el cuarto de los seis dispositivos de orientación (el Hubble necesita al menos tres de estos giróscopos para observar). Smith y Grunsfeld se ocuparon, en la noche del martes al miércoles pasados, de sustituir estos aparatos.

La NASA necesitaba el éxito para compensar la crisis abierta por las pérdidas recientes de dos naves en Marte. No es que la satisfacción de la misión de reparación del Hubble borre el desastre marciano. Al fin y al cabo son equipos diferentes de la NASA, en institutos diferentes -y con escalas diferentes-, los que se ocupan de la exploración planetaria y del programa tripulado de la agencia espacial. Pero otro fracaso habría sido devastador para la NASA ante la opinión pública y los políticos, que tienen que aprobar sus presupuestos.

Además de los seis giróscopos, los astronautas sustituyeron el ordenador principal del telescopio, colocaron unos dispositivos para mejorar las baterías, cambiaron un sensor de guiado, un transmisor y una grabadora de datos, e incluso hicieron algunas operaciones con vistas a la próxima misión de servicio del Hubble.

El pasado domingo, los astronautas soltaron el telescopio espacial de la bodega del Discovery. El Hubble, que fue colocado en órbita en abril de 1990, es un satélite de 12 toneladas de peso y una altura equivalente a un edificio de cuatro pisos, valorado en 3.000 millones de dólares (medio billón de pesetas). Está en órbita a 570 kilómetros de la superficie terrestre -dando una vuelta al planeta cada hora y media- precisamente para estar al alcance de los transbordadores espaciales, con los que se contó desde el principio del programa para misiones de servicio, reparación y modernización de instrumentos.

El telescopio, en el que participa con un 15% la Agencia Europea del Espacio (ESA), ha recibido ya tres misiones de servicio, en 1993, 1997 y 1999. La próxima, que en realidad es continuación de la que acaba de concluir, está programada para el 2001. El coste de la misión del Discovery ha sido de 205 millones de dólares (unos 34.000 millones de pesetas).

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