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INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO

Los proyectos del INTA no despegan

La reforma del Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales han supuesto la cancelación de sus programas estrella

El Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales (INTA) lleva más de un año inmerso en una reestructuración que ha supuesto la cancelación total o la rebaja en las expectativas de tres grandes programas emblemáticos iniciados hace ocho años, calificados por varios expertos de faraónicos y en los que se han invertido hasta ahora más de 11.000 millones de pesetas. Según la directiva del INTA, los cambios obedecen a la intención de participar más en programas europeos, un deseo que no se ha concretado hasta ahora en ningún gran contrato con empresas españolas o extranjeras. Expertos del sector critican la inactividad del instituto, el desaprovechamiento de las instalaciones tecnológicas y su divorcio de la industria aeroespacial española.A principios de los noventa, bajo la dirección de Enrique Trillas, el Instituto Nacional de Técnicas Aeroespaciales (INTA) -dependiente del Ministerio de Defensa-se propuso desarrollar un cohete para lanzar satélites de hasta 100 kilogramos, llamado Capricornio; un avión no tripulado, el SIVA; una familia de minisatélites, y un radar para aviones, capacitado para operar las 24 horas y en cualquier condición meteorológica, el SAR. Ninguno de estos programas se ha completado.Emilio Varela, ingeniero aeronáutico y director del INTA desde hace dos años, no lo considera un fracaso. El objetivo real de estos programas era en realidad, según Varela "dinamizar el instituto y aprender a desarrollar nuevas tecnologías". La "reestructuración" del INTA consiste ahora en "aprovechar lo aprendido para integrarnos en proyectos europeos". Los críticos responden con dos argumentos: ni tales proyectos están a la vista ni se desarrolló tanta tecnología como hubiera sido deseable, puesto que componentes clave de los proyectos se compraron a empresas europeas o estadounidenses.

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Éste es el estado actual de los proyectos:

- Capricornio. Cancelado desde hace año y medio, pese a que en 1999 sigue consignado en el presupuesto del INTA. La razón, según Miguel Ángel García Primo, subdirector de Programas, es que "ese dinero se tiene ahí para cuando se concrete la participación en un programa europeo", pero no se sabrá en cuál hasta "enero o febrero". Varela reconoce que Capricornio ha sido "un fracaso económico": "Aquí sí pretendimos hacer un producto final, lo que pasó es que el mercado cambió y el Capricornio dejó de ser rentable". Sin embargo, el proyecto "ha sido un éxito porque ha permitido desarrollar nueva tecnología que ahora tienen otras aplicaciones", dice García Primo.

En el desarrollo de Capricornio apenas participaron empresas del sector aeroespacial español. Fuentes consultadas niegan que a la tecnología derivada de Capricornio se le esté dando ahora la salida adecuada.

Según Varela, una parte importante del equipo que trabajó en Capricornio -unos cuarenta-se dedica ahora a un nuevo proyecto del INTA, los ensayos de una etapa del cohete europeo Ariane 5. Son ensayos que deberían empezar en abril y para los que el INTA ha invertido ya 220 millones de pesetas en equipar un hangar. Pero los contratos sobre estos ensayos no están aún firmados con la empresa CASA.

- SIVA. Los prototipos construidos de este avión no tripulado tienen en su haber tres sonados fracasos en los ensayos, pero el programa "sigue activo", es "irrenunciable" y su presupuesto se ha incrementado este año. Para la dirección del INTA son fallos atribuibles a "una fase lógica de aprendizaje" que ahora termina. Para muchos, sin embargo, el aprendizaje ha sido demasiado largo y costoso, teniendo en cuenta que el corazón del avión, la parte más compleja, se compró a una empresa alemana.

- Minisatélites. El primero de la familia, el Minisat 01, lanzado en 1997, se considera un éxito. No así los que debían seguirle, porque no existen. Según los planes iniciales, debía estar ya a punto un segundo Minisat, destinado a tareas científicas, que, según García Primo, "está ahí, pero mucho más a largo plazo". Sí se anunció hace dos años el inicio del proyecto César, un minisatélite de observación de la Tierra que debía construirse al 50% entre España y Argentina, con un presupuesto de 10.000 millones de pesetas. A fecha de hoy sólo se ha completado la fase de viabilidad. Las de desarrollo y de construcción están sin firmar.

- Radar SAR. Nació desde el principio con dos fases previstas: primero se desarrollaría un SAR para avión, más sencillo, y luego, uno para una plataforma Minisat. El primero debía estar volando ya hace dos años; según García Primo, se probará el primer prototipo en los próximos meses.

El segundo objetivo ha sido víctima de una falta de visión de futuro similar a la que afectó a Capricornio: "Nos hemos dado cuenta de que construir un SAR para satélite cuesta 150.000 millones de pesetas, algo implanteable para España", dice Varela. INTA espera que "con la tecnología desarrollada nos dejen ahora entrar" -con un porcentaje probablemente inferior al 10%- en el consorcio europeo SOLSTAR, destinada a la construcción de uno de estos radares.

- Base de Canarias. Otra de las iniciativas del INTA abandonada silenciosamente, pese a que en su día motivó varias manifestaciones multitudinarias en Canarias, ha sido la base de lanzamiento de la isla de El Hierro. En una nota divulgativa interna distruibuida por los sindicatos UGT, CC OO y CSIF tras una conversación con Emilio Varela se indica que la base de Canarias "era inviable". No obstante, en los presupuestos de este año se consignan a esta base 25 millones de pesetas.

Una de las críticas al INTA se centra en el desaprovechamiento de las instalaciones. Por ejemplo, una sala limpia empleada sólo una vez para integrar la carga útil del Minisat; un centro de ensayos para el avión de combate europeo Eurofighter que compite con dos instalaciones parecidas en la empresa CASA y en el centro del Ejército del Aire CLAEX, y un gran banco de ensayo de motores que lleva cerca de 5 años "parado", según reconoce Varela, al tiempo que anuncia la firma de un contrato con General Electric para empezar a probar motores en septiembre.

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