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Los secuestradores de un avión indio exigen la libertad de un líder religioso islámico

Los 'piratas' aéreos, que mataron a un pasajero, lograron aterrizar ayer al sur de Afganistán

Cinco secuestradores armados, que exigen la libertad del líder religioso Masud Azhar, detenido en India, se apoderaron el viernes de un Airbus 300 de la compañía Indian Airlines con 189 personas a bordo. El avión fue obligado a aterrizar primero en Amritsar (India), donde los piratas aéreos dieron muerte a un pasajero. De allí volaron a Lahore (Pakistán), para reabastecerse. Intentaron después un aterrizaje en Kabul, pero los talibán lo impidieron por falta de señales luminosas, y viajaron hacia Dubai, donde liberaron a 27 pasajeros y entregaron el cadáver. Ayer, con luz diurna, aterrizaron en Afganistán.

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La compañía aérea india indicó que en Katmandú, la capital de Nepal -donde han abierto una investigación por la negligencia en los servicios de seguridad-, subieron a bordo del avión 174 adultos, cuatro niños, además de la tripulación. La inmensa mayoría de los pasajeros eran de nacionalidad india pero también figuraban entre ellos cuatro turistas españoles, cuatro suizos, un canadiense, un belga, un italiano, un estadounidense, un japonés y cuatro nepalíes.Poco después de que el vuelo IC 814 despegase de Katmandú -a las 11.55 hora peninsular del viernes-, cinco hombres (algunas fuentes creen que pueden ser seis) equipados con fusiles de asalto AK 47, pistolas automáticas, granadas de mano y cartuchos de dinamita y que hablaban indi entre ellos, ordenaron que el avión pusiese rumbo a Lahore, en Pakistán, pero las autoridades aeroportuarias de esa ciudad, les negaron el permiso de entrada.

Habían pasado dos horas y cuarenta minutos desde el despegue de Katmandú. El Airbus prosiguió entonces su rumbo dentro del espacio aéreo indio hasta tomar tierra en Amritsar, una ciudad india situada cerca de la frontera con Pakistán. Allí es donde los secuestradores asesinaron a un pasajero que, al parecer, les opuso resistencia o no obedeció sus órdenes. Fuentes del aeropuerto de esta ciudad creyeron que los pasajeros asesinados habían sido cuatro y lo entendieron como un mensaje de fuerza para lograr combustible. Lo consiguieron, pero en poca cantidad. Eran las 15.21 de la tarde del viernes.

El Airbús 300 despegó rumbo a Lahore, donde comenzó a volar en círculo en espera de permiso. Las autoridades paquistanés -a petición india- permitieron esta vez el aterrizaje ante el temor de que, debido a la escasez de queroseno, el aparato acabara estrellándose en los alrededores de la ciudad.

Primer intento en Kabul

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Una vez en Lahore, los terroristas exigieron de nuevo carburante y víveres en abundancia para poder proseguir su ruta hacia un destino que, en ese instante, se negaron a especificar. Tras despegar de nuevo, sin permitir si quiera la retirada del cadáver, los pirátas aéreos ordenaron poner rumbo hacia Kabul. Eran las 18.13 del viernes. El Gobierno de los talibán les denegó también el permiso. Esta vez la excusa era técnica: la capital afgana carece de electricidad en grandes zonas y en su aeropuerto no funcionan las señales luminosas. Los aterrizajes nocturnos son imposibles.

Convencidos por este argumento, y gracias a la gran catidad de queroseno conseguida en Lahore (para un vuelo de seis horas), los secuestradores ordenaron un nuevo rumbo: Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos. Allí llegaron a las 21.05 de la noche del viernes. El Gobierno de Dubai aceptó el aterrizaje del Airbus por razones humanitarias. Tras más de cinco horas de negociaciones, las autoridades ordenaron el reabasticimiento del aparato con 13.000 litros y alimentos. Los secuestradores, a cambio, liberaron a 27 pasajeros -mujeres y niños- y entregaron el cuerpo del pasajero asesinado. A las tres de la madrugada de ayer despegaron con tumbo desconocido.

Hasta ese instante, los cinco o seis hombres que controlaban el avión no habían hecho públicas sus exigencias, lo que disparó todo tipo de especulaciones; que si eran separatistas sij, o islamistas partidarios de la independencia de Cachemira. Tanto en India como en Pakistán se crearon comités de crisis para el seguimiento del secuestro cuya onda expansiva llegó a Estados Unidos, sobre todo cuando se supo que el avión había intentado volar a Afganistán, donde está refugiado el millonario saudí Bin Laden, a quien Washington considera responsable de varios atentados contra sus intereses.

"Seguimos la situación de cerca", declaró a la agencia Reuters un alto funcionario norteamericano que pidió permanecer en el anonimato. "No está nada claro quiénes son los secuestradores ni cuál es su objetivo", añadió. En Washington se temía además que este episodio terrorista contribuya a acentuar la tensión entre India y Pakistán. Nueva Delhi ha acusado con frecuencia a Islamabad de alentar el separatismo en Cachemira y en Jammu pero los paquistaníes lo desmienten.

El avión, mientras había puesto de nuevo rumbo hacia Afganistán, donde logró el permiso del Gobierno de los talibán y aterrizó a las 04.09 de la madrugada de ayer, pero en vez de hacerlo en Kabul, como en el primer intento, el avión fue desviado por las autoridades afganas a la ciudad de Jandahar, en el sur. Ayer, tras recibir la negativa de los talibán a concederles asilo político, los secuestradores hicieron pública su primera y hasta ahora única demanda: la liberación del líder religioso islámico Masud Azhar, detenido en India desde 1994.

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