Exigencias de una paternidad generosa
La bajada de la tasa de fecundidad es un fenómeno mundial. En 20 años, el índice de todos los países del planeta ha caído de 3,9 hijos por mujer a 2,7 y hay zonas amplias del planeta, como Europa, el Este asiático y ciertos países de América que también están muy por debajo de la tasa de reemplazo generacional, según los datos más recientes de la Organización Mundial de la Salud.¿Qué es lo que distingue a España del resto del mundo para tener uno de los niveles más bajos de fecundidad del globo? Probablemente, el hecho de que España registre la mayor tasa de paro de la Unión Europea tiene una influencia determinante. Los españoles se casan cada vez más tarde. Según los últimos datos, los varones contraen matrimonio a los 30 años y las mujeres, a los 28. Consecuentemente, los hijos llegan también más tarde. Esto es así porque las parejas necesitan terminar sus estudios y encontrar un trabajo estable antes de organizar su vida fuera del núcleo paterno.
Este objetivo es extremadamente complicado en España, donde la tasa de paro es del 15,45% de la población activa, y castiga, sobre todo, a los más jóvenes.
Para las nuevas familias, como indica la demógrafa del CSIC Teresa Castro, no sólo es importante que el varón halle un empleo; también es imprescindible que lo encuentre ella. Y aquí el objetivo es más difícil todavía, ya que la tasa de paro femenino es del 22,87%.
Según la Encuesta de Fecundidad 1999 dada a conocer por el INE, la mayor tasa de hijos por mujer fértil se da entre las mujeres dedicadas a las labores del hogar. Entre el casi millón y medio de paradas españolas se sitúa la tasa de fecundidad más baja, de poco más de 0,8 hijos por mujer.
"En España, las dificultades para criar a un hijo son extraordinarias", dice Celia Valiente, socióloga de la Universidad Carlos III. "Apenas hay ayudas estatales, y los hombres y las mujeres de hoy carecemos de una cosa fundamental para criar a los hijos: tiempo. Creo que hace falta analizar cómo la gente se plantea hoy la paternidad. Las expectativas son enormes. Las parejas buscan lo mejor para sus hijos, en unos términos más elevados que nunca. Quieren tener tiempo suficiente para criarlos, quieren que tengan su habitación propia, quieren darles las mejor educación. Creo que deberíamos a empezar a analizar en las encuestas todo este tipo de cosas, porque el mayor nivel educativo ha disparado nuestras expectativas para los hijos de una forma inédita. La prueba es que las amas de casa tampoco tienen más de dos hijos. Porque ha cambiado el concepto de la crianza de los niños", afirma Celia Valiente.
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