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Los grandes modistas "okupan" las librerías de París

El fenómeno no es nuevo y ya se ha cobrado varias víctimas ilustres: Autrement, Le Divan, la Pochotêque de Hachette. La librería Le Divan es hoy una tienda Dior; el drugstore, con su librería y cine, ha pasado al control de Armani, y Cartier y Louis Vuitton también han abierto tienda junto al café de Flore y Les Deux Magots. Los turistas que aún peregrinan por los barrios desde los que pontificaban Sartre y Gide, Beauvoir y Foucault, Camus y Althusser buscando su rastro, en vez de comprar libros pueden adquirir bolsos, abrigos o zapatos estampillados con logos más célebres ahora que las firmas de artistas y pensadores.El caso de la Presses Universitaires de France (PUF), en la plaza de la Sorbona, al lado de las puertas de la mítica universidad, ha movilizado a la opinión pública. Los cuatro pisos y 400 metros cuadrados de la librería han estado a punto de convertirse en una tienda de Zara, la marca española, ya bien implantada en Francia.

Desde 1990 cierran en Francia 250 librerías cada año. Pero PUF es otra cosa, es el símbolo de la supervivencia de uno de los calderos intelectuales del mundo. Bajo la enseña PUF se agrupan actividades de impresión, edición, venta, distribución o promoción, y, sobre todo, la garantía de que lo mejor de entre lo producido por los universitarios franceses podrá ser conocido por el público.

La librería lleva tiempo perdiendo dinero -el equivalente de 175 millones de pesetas en cinco años- y la editorial -650 títulos nuevos cada temporada- ha visto cómo la tirada media pasaba de 3.000 ejemplares a 2.400, y cómo su colección faro -Que sais-je?- bajaba de 5.800 ejemplares a 4.100.

La tan manida crisis de las ciencias sociales se suma a la transformación del centro de París, menos universitario y más turístico, a la reconversión del sector del libro con la llegada de grandes grupos inversores que reclaman rentabilidades del orden del 15% por volumen y con el alza del mercado inmobiliario.

PUF no ha sido engullida por Zara, pero sí por otro librero, Gibert, lo que la convertirá en otro tipo de librería porque nadie compra un negocio para perder dinero.

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