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Reportaje:

¿Qué cuestan las universidades catalanas?

¿Hay favoritismo por parte de la Generalitat en la financiación de las universidades catalanas? Si tomamos como criterio la subvención por alumno de primer curso, por ser el más objetivo, la universidad pública catalana que recibe más dinero de la Generalitat es la Politécnica (UPC), seguida a poca distancia por la Pompeu Fabra (UPF). La Universidad de Barcelona (UB) y la Autónoma (UAB) están a continuación. El salto cuantitativo se da en las periféricas, la de Lleida (UL), la Rovira i Virgili (URV) y la de Girona (UG), cuya subvención está por debajo de la media. Los datos filtrados recientemente por la Sindicatura de Cuentas de Cataluña sobre la financiación de las universidades no reflejan la subvención por alumno que recibe cada una de ellas porque no se calcula el coste real que supone formar un titulado, según coinciden distintas fuentes. La sindicatura se limita a dividir el número total de alumnos por el global de la subvención pública, sin tener en cuenta, entre otras muchas cosas, las enormes bolsas de repetidores existentes en algunas universidades, que distorsionan completamente el resultado.

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Un calculo más cercano a la realidad, que evita esta distorsión, consiste en dividir la subvención de la Generalitat a cada universidad por el número de plazas de primer curso que se ofrecen cada año. Con este criterio se obtiene una subvención media por alumno de algo menos de dos millones de pesetas. Las cuatro universidades barcelonesas reciben entre un máximo de 2.267.248 pesetas por alumno de primer curso (la UPC) y un mínimo de 1.860.138 (la UAB). Las periféricas, UL, URV y UG, se sitúan claramente por debajo, entre las 1.688.482 (UL) y las 1.390.935 (UG).

El comisionado para Universidades e Investigación, Andreu Mas-Colell, en un artículo publicado recientemente en el periódico La Vanguardia, ofrecía un cálculo similar, si bien descontaba 1.000 millones de pesetas al global de la subvención a cada universidad en concepto de gastos fijos, con el resultado de que la diferencia entre las universidades se recortaba aún más, pero el orden de cada una de ellas en función del coste por alumno de primer curso permanecía inalterable.

Mas-Colell afirmaba: "Un análisis cuidadoso de los datos de que disponemos revela ciertamente que las universidades de fuera de Barcelona tienen un cierto nivel de subfinanciación, y ésta es la característica principal de nuestro sistema. Pero hay que decir que estas tres universidades empezaron a partir de una serie de escuelas universitarias dispersas, que su situación inicial era muy inferior a la de las de Barcelona, y que, desde entonces, se ha producido un proceso de mejora y de convergencia, especialmente en los últimos dos años, gracias a los planes plurianuales orientados hacia la calidad que empujan al sistema". El comisionado no quiso pronunciarse sobre el informe de la Sindicatura de Cuentas. "No lo he visto oficialmente. Quiero decir que el informe no ha sido presentado y por lo tanto no lo puedo comentar", dijo a este periódico.

En las conclusiones del propio informe se precisa: "La obtención de ratios por alumno se ve dificultada por el hecho de que el número de alumnos matriculados no es un dato homogéneo ya que los diferentes alumnos pueden estar matriculados en un número variable de créditos". Y lo que es clave: "Tampoco hay información sobre los años de permanencia de un alumno en el centro, un elemento muy importante para conocer el coste total de un titulado". El informe especifica que este dato serviría para establecer comparaciones más reales, especialmente en el aspecto de los costes, "ya que entre dos universidades que tengan los mismos gastos absolutos, si una tiene un nivel de permanencia superior, aunque su coste por alumno matriculado sea inferior, al permanecer más años, el coste final por titulado puede ser superior".

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Al obviar estos datos, las universidades en las que estos fenómenos son relevantes ven reducido su coste por alumno matriculado, debido a la gran bolsa de repetidores que tienen. En cambio, el cálculo hace aparecer a las universidades que mayor rendimiento obtienen como receptoras de mayor subvención. La propia sindicatura reconoce este hecho cuando dice en su informe: "La ratio coste por titulado debería tener en cuenta la media de años de permanencia por título y el coste acumulado de cada uno de los años, datos de los cuales aún no disponemos".

La sindicatura, sin embargo, se equivoca -al menos en parte- en esta aseveración, ya que algunos de estos datos son bien conocidos, tanto por la Administración catalana como por los rectores de las universidades. La Agencia para la Calidad del Sistema Universitario, a la que se cita varias veces el informe de la sindicatura, lleva varios años trabajando en este sentido y en 1998 publicó un informe, titulado Proceso de evaluación del sistema universitario de Cataluña, que, para sorpresa de los especialistas, cuando vio la luz pública escondía precisamente los datos transversales, es decir, las cifras de efectividad comparadas, claves para calcular el coste de un titulado.

Desde entonces, estos datos han permanecido ocultos, únicamente han sido mencionados de vez en cuando por algún rector o algún miembro de la Administración, más como un arma oculta que como una información, pero siempre escondidos de la opinión pública por expreso deseo de los rectores, porque el trabajo puso en evidencia profundas desigualdades en el funcionamiento de las universidades y desveló casos especialmente llamativos. Se sabe que se realizaron, al menos, dos estudios transversales; sobre Informática y sobre Derecho. En el primer caso, la mayor efectividad correspondió a la UPC. En el segundo, las diferencias entre los porcentajes de alumnos que acaban la carrera en el tiempo previsto, comparando las distintas facultades de Derecho, eran abismales: desde el 60% de la UPF al 15% de la UAB y el 5% de la que ocupaba el último lugar.

La complejidad de la institución universitaria y las enormes diferencias -históricas, de tamaño y de localización- que existen entre ellas hacen casi imposible establecer un criterio unitario sobre la financiación de cada una. Finalmente, tan sólo parece claro que las universidades periféricas están por debajo de la media, aunque se van acercando a ella cada año. Y tampoco hay que olvidar la diferencia del coste de la vida entre Barcelona, Girona, Tarragona, Reus y Lleida.

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