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La periodista ucrania Victoria Roshchina sufrió torturas antes de morir en una prisión rusa

Una investigación de Reporteros Sin Fronteras y tres medios ucranios señala que fue interrogada en repetidas ocasiones con heridas de arma blanca y descargas eléctricas

La periodista Victoria Roshchina, en una imagen de redes sociales.
La periodista Victoria Roshchina, en una imagen de redes sociales.
Cristian Segura

Rusia todavía no ha repatriado el cadáver de la periodista ucrania Victoria Roshchina. La reportera fue arrestada en 2023 en los territorios ocupados e internada en varias prisiones. El Ministerio de Defensa ruso notificó la defunción a la familia en octubre de 2024, un mes después de que esta se produjera, según las autoridades del país invasor. Medio año después no hay rastro de sus restos, pese a que se ha requerido su retorno a Ucrania. Una investigación de la ONG Reporteros sin Fronteras (RSF) y tres medios ucranios asegura que el Kremlin quiere evitar dar pruebas de que Roshchina fue salvajemente torturada.

Roshchina tenía 27 años cuando se preparaba su traslado desde la cárcel de Taganrog, en el sur de Rusia, a Moscú. Taganrog es un centro conocido por la aplicación de torturas sistemáticas a prisioneros de guerra y civiles, según han denunciado organizaciones ucranias e internacionales de derechos humanos. La periodista iba a recuperar desde Moscú la libertad en un intercambio de presos, pero murió antes por falta de cuidados médicos, según la investigación.

“Ya era demasiado tarde”

“Su condición de salud iba deteriorándose y la administración de la prisión rechazó darle atención médica pese a sus peticiones reiteradas”, dice RSF. “No fue hasta junio [de 2024] cuando la periodista vio finalmente a un doctor por primera vez, pero ya era demasiado tarde, no tenía energía ni para levantar la cabeza de la almohada y un testigo afirma que solo pesaba 30 kilos”.

Los medios Suspilne, Slidstvo y Graty han recogido testimonios de su paso por tres centros de detención en los territorios ucranios ocupados, en celdas de aislamiento y en salas de tortura. Una de sus compañeras de cautiverio en Taganrog explica que tras los interrogatorios volvía a la celda con cortes profundos por arma blanca en varias partes de su cuerpo que podían ser de tres centímetros, y que también sufría sesiones de descargas eléctricas que le dejaban “el cuerpo completamente morado” por las quemaduras.

En junio de 2024, tras aquella primera visita médica, Roshchina fue trasladada por unos días a un centro hospitalario: “Cuando se la llevaron, fue con camilla porque no podía moverse”. Regresó con una visible mejora, indica otro testigo. La investigación periodística admite que se sabe muy poco de lo que le sucedió a Roshchina aquel verano, hasta su muerte en septiembre.

Roshchina se había infiltrado aquel 2023 en los territorios ocupados de Ucrania. Su objetivo era preparar precisamente un reportaje sobre los centros secretos de detención y torturas que el invasor había desplegado. La periodista fue detenida en agosto en las inmediaciones de Energodar, en la provincia de Zaporiyia, según Slidstvo. Allí había contactado con fuentes locales para investigar un centro de detención en la zona. De Energodar fue trasladada a Melitopol, donde fue torturada por primera vez, según testimonios de la investigación. En diciembre fue enviada a Taganrog, en la provincia rusa de Rostov.

“Por el hecho de no haber liberado a la periodista y de no haberle dado la atención médica necesaria, hasta el punto de ni poder ponerse en pie, Rusia carga con una enorme responsabilidad”, dice RSF en un comunicado. “El hecho de que el cuerpo no haya sido retornado a la familia solo consolida cualquier sospecha sobre los abusos que sufrió y siembra futuras dudas sobre la declaración de su muerte”, añade la ONG.

Las autoridades rusas no han aportado más información desde el mensaje del Ministerio de Defensa a la familia hace cinco meses. Los intercambios de prisioneros de guerra y de cadáveres, sobre todo de militares, se producen con regularidad. El pasado enero fueron repatriados a Ucrania los restos de más de 750 soldados fallecidos.

RSF recuerda que por lo menos hay 19 periodistas ucranios encarcelados por el Kremlin. 150 profesionales de la comunicación han sufrido algún tipo de agresión rusa durante los tres años de invasión. En este periodo han fallecido 13 periodistas y 47 han sido heridos por acciones militares del invasor.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.
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