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Francia registra su segundo caso de la enfermedad de las 'vacas locas'

Una mujer de 36 años, ingresada en el hospital parisiense de La Pitié-Sapêtrière, es la segunda víctima francesa de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, enfermedad que se vincula a la encefalopatía espongiforme bovina (ESB), más conocida como de las vacas locas. Cuatro años atrás, un lionés de 27 años falleció con idénticos síntomas. En el Reino Unido, la cifra de víctimas humanas se eleva a 48 desde que comenzó la epidemia. Para el equipo médico que atiende a la enferma, ingresada en París, "la vía alimentaria" es la "hipótesis más plausible de contaminación".La francesa Agencia para la Seguridad Alimentaria, que hace dos semanas consideró que las medidas adoptadas por las autoridades británicas respecto a su ganado no eran suficientes para garantizar la inocuidad del consumo de su carne o productos derivados, parece encontrar en este nuevo caso más razones para exigir la puesta en práctica de tests o análisis sistemáticos de todas las reses, tal y como ya están haciendo las autoridades suizas. En Gran Bretaña, el número de reses que han presentado síntomas de ESB supera las 200.000, aunque ciertos cálculos teóricos los cifran en un millón. En Francia se han detectado 29 casos durante 1999.

Análisis final

El segundo enfermo humano de Creutzfeldt-Jakob en Francia, confirmado por un análisis histológico y una biopsia, se ha descubierto justo mientras los ministerios de Sanidad y Agricultura franceses preparaban sus alegaciones ante la Comisión Europea defendiendo su decisión de no levantar el embargo de la carne de bovino británica, decisión que implicará una importante sanción económica para Francia y que algunos medios calculan en 100 millones de pesetas diarios.

Entretanto, 30 autoridades británicas, sobre un total de 150, responsables todas ellas del área de educación, también se han negado a que en sus institutos se sirva a los estudiantes carne de vacuno procedente de las islas. En esta línea, la investigación pública abierta hace casi dos años en el Reino Unido para determinar la trascendencia de la enfermedad de las vacas locas concluyó ayer con una advertencia: los 48 británicos fallecidos desde 1995 tras ingerir carne de vacuno infectada con la encefalopatía espongiforme bovina, "pueden ser sólo la punta del iceberg". Según los expertos, el largo periodo de incubación de la dolencia hace temer que la cifra total de muertos sea mucho más elevada. Los investigadores, que no tendrán listas las conclusiones hasta el próximo mes de marzo, han interrogado a 300 testigos a lo largo de 18 meses. Ministros, científicos y familiares de las víctimas han sido convocados para saber cómo pudo cruzar la barrera de las especies una "oscura" infección animal que, al no ser contenida a tiempo, ha arruinado además a la industria cárnica nacional.

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