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La Constitución de Chávez logra un amplio respaldo de los venezolanos en las urnas

Juan Jesús Aznárez

ENVIADO ESPECIALLa Constitución ambicionada por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, para ejecutar su revolucionaria transformación de las estructuras nacionales y rematar la hegemonía bipartidista de los últimos cuarenta años, fue sometida ayer a referéndum y aprobada contundentemente: el 71,26% de los votos fue por el "sí", frente al el 28,75% que optó por el "no". Se abstuvo el 54,29% del electorado cuando se había computado oficialmente el 73,54% de los sufragios. La derrotada oposición teme que la nueva Carta Magna consolide el estatismo, un populismo tutelado militarmente y un presidente con excesivos poderes tras un referéndum que le ha servido de plebiscito.

El Gobierno convocó a la unidad de todos, a olvidar los agravios comparativos y a aceptar los resultados. Sus portavoces dijeron que se había aprobado "la Constitución más democrática del mundo". La jornada fue, de hecho, un plebiscito sobre Chávez, y comenzó diluviando, con 20 muertos, derrumbes, decenas de miles de damnificados, planes de emergencia en seis de los 23 estados. Más allá de la adversa climatología, el día concluyó sin incidentes electorales graves. Sobre los 3.677.311 sufragios escrutados, los resultados parciales fueron éstos: 2.502.458 venezolanos votaron por la Constitución y 1.011.976 contra ella.Contrariamente a la ley seca decretada por la mayoría de los países latinoamericanos en todos sus comicios, por primera vez en Venezuela se autorizó la venta de licores. Andrés Caleca, presidente del Consejo Nacional Electoral, había alertado por la mañana sobre la circulación de papeletas falsas. "Algunos sectores no identificados podrían haber sembrado algunas de esas boletas en los centros de votación, o en algún basurero, para luego intentar desacreditar el proceso electoral". Las eventuales impugnaciones no parece que vayan a modificar los resultados. Ocho millones y medio de venezolanos pudieron pronunciarse, aunque sólo lo hicieron 4.368.327, sobre una Constitución que modifica el nombre de Venezuela, prohíbe los títulos nobiliarios, amplía los derechos humanos sujetos a protección y establece cambios sustantivos en el funcionamiento de los poderes clásicos del Estado, a los que suma dos más, el electoral y el ciudadano.

Entre los electores figuraba el terrorista venezolano Ilich Ramírez Sánchez Carlos el chacal, a quien Chávez escribió una amigable y polémica carta al poco de ser investido presidente. La cancillería dio instrucciones a su embajador en París, donde el chacal cumple condena perpetua, para que facilite la emisión del voto. Finalmente no pudo hacerlo.

Se trata de la Constitución número 26 en la historia de esta república latinoamericana de 22 millones de habitantes nacida en 1810. Consta de 350 artículos y 18 disposiciones transitorias. Dando por descontado su triunfo, Chávez se había reunido la noche del martes con la prensa extranjera para negar que pretenda imponer una autocracia y se manifestó dispuesto a encarrilar un país que dos décadas atrás nadó en la abundancia petrolera, registra ahora una pobreza del 80% y corrupciones antiguas en las instituciones del Estado . "Se me irá la vida en trabajar por un país fracturado". El referéndum ha sido, declaró, "la última piedra" hacia la consecución de su proyecto de cambios, rechazado por el grueso de las clases alta y media, minoría en el padrón. La mayoría de los venezolanos integra el grueso chavista, el amplio sector social castigado por los desgobiernos y sucesivas crisis políticas y económicas.

Para el jefe de Estado, el proceso hacia el referéndum constituyente de ayer, cuya campaña previa crispó como pocas veces a los venezolanos, comenzó con el caracazo del 27 de febrero de 1989, durante los reajustes del segundo gobierno del socialdemócrata Carlos Andrés Pérez. "Fue una rebelión que nació y nos tomó por sorpresa". Cientos de personas murieron en aquella jornada de protestas, pillajes, y represión militar.

Tres años después, el teniente coronel Chávez se alzó en armas contra Pérez, a quien citó como representante del viejo régimen. El objetivo del fracasado golpe, sin embargo, sus proclamas contra la corrupción y por la la justicia distributiva, le habrían de conducir, seis años después, en las elecciones del 6 de diciembre de 1998, a la presidencia del Gobierno. "Tardaremos varios años en recomponer la familia venezolana. Deberemos levantar cabeza entre el 2000 y el 2010".

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Virulencia verbal

Observadores internacional siguieron el desarrollo de una jornada cuyo escrutinio, al igual que en las cinco elecciones efectuadas en poco más de un año, corrió a cargo de la empresa española Indra. La defensa del sí y el no fue de una gran virulencia verbal, "plomo parejo", arengaba Chávez en los mitines.

El choque entre el jefe de la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA), Santiago Murray, y el ministros de Relaciones Exteriores, José Vicente Rangel, no hizo sino confirmar la crispación existente. Murray dijo haber recibido denuncias sobre uso y abuso de los instrumentos del Estado en la defensa del sí. "Eso será parte del informe". Rangel reaccionó nada diplomático. "Si ha dicho eso, es un estúpido". En una reunión posterior todo quedó resuelto, y el ministro dijo ayer que la OEA observó "total normalidad". "Se trata de una victoria contundente por el sí. Ha sido un proceso ejemplar y debemos ser magnánimos. La victoria refuerza el proceso de cambios en libertad".

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