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Cuestión de inequidad

Es injusto que los mismos nicaragüenses culpen a la Cancillería de Nicaragua por la crisis que creó el Gobierno de Honduras al ratificar el Tratado Ramírez-López con Colombia, mediante el cual pretende despojar a Nicaragua de 30.000 kilómetros cuadrados de mar territorial y avalar la pretensión de Colombia de usurpar para siempre 100.000 kilómetros cuadrados de territorio marítimo nicaragüense en el archipiélago de San Andrés, porque no fue capaz de advertir las intenciones hondureñas. Hasta se dice que si el presidente Alemán hubiera ido a la cumbre de La Habana se habría percatado del plan colombiano-hondureño.A nuestro juicio, lo que ocurrió en realidad es que el Gobierno de Nicaragua actuó de buena fe, mientras que los gobernantes hondureños lo hicieron deslealmente. (...) Vivimos en una época de paz, amistad, confianza recíproca, cooperación económica y esfuerzos comunes para construir la integración centroamericana. O por lo menos eso es lo que se creía. (...) Lo menos que se podía esperar de Honduras (...) era que actuara con equidad y que no aprovechara las debilidades históricas del país vecino para consumar una acción artera como la del 30 de noviembre.

Nuestro país tiene razones jurídicas y políticas para respaldar sus alegatos ante los tribunales internacionales en defensa de sus fronteras y de su mar territorial (...). Pero también de nuestra parte está la poderosa razón moral, o sea, la lealtad de sus relaciones con los vecinos, que contrasta con la inequidad con que el Gobierno de Honduras ha procedido contra Nicaragua.

, 9 de diciembre

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