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Lopategi, o el "bertso" en la escuela

"Queremos agradecerle su gran labor en ikastolas y otros centros educativos", afirmaban varios de los responsables del homenaje que las ikastolas vizcaínas tributaron ayer en Durango al bertsolari Jon Lopategi (Muxika, 1934) dentro del marco de la Feria del Libro y Disco Vasco. Y es que, durante los últimos 16 años, Lopategi ha intentado transmitir entre sus alumnos el amor por el arte de la improvisación. Él, por su parte, se mostraba "ilusionado, pero algo nervioso" ante la envergadura del acto. "Es un orgullo que amigos y compañeros de trabajo reconozcan tu labor", repetía una y otra vez.Varios bertsolaris de la talla de Andoni Egaña, Xabier Amuriza, Imanol Lazkano, Mañukorta, Joxe Agirre, Jon Enbeita, Mixel Aire Xalbador, Mikel Mendizabal, Jon Azpillaga, Igor Elortza o Unai Iturriaga participaron en el homenaje, junto a un grupo de jóvenes que en su día fueron alumnos del propio homenajeado. Bajo el título XX Mendeko Bertso Antologia (Antología del bertso del siglo XX) se repasaron cronológicamente los versos más significativos de este milenio, mientras que en la parte final del acto, el propio Lopategi se convertía en el único protagonista. Se recordaron sus versos más conocidos, mientras un vídeo mostraba sus principales actuaciones, entrevistas e imágenes.

Campeonatos y "txapela"

Jubilado el pasado mes de marzo, Jon Lopategi ha sido uno de los referentes más importantes del mundo del arte de la improvisación de versos de Vizcaya en este siglo. Su mayor victoria llegó hace diez años, cuando en su sexta final del Campeonato de Euskal Herria conseguía la ansiada txapela. A este logro han de sumarse los campeonatos vizcaínos de 1962, 64 y 66, junto al triunfo cosechado en 1987 en la misma competición, el día más feliz en toda su trayectoria. "Fue un día muy especial para mí", afirma sin vacilación. "Por un lado, el campeonato de Vizcaya volvía a organizarse tras 21 temporadas de ausencia, y por otro, tuve la oportunidad de participar junto a mi hijo en la final del Arriaga".

Alejado de cámaras y micrófonos, hoy se dedica a transmitir a los más pequeños todos sus conocimientos. Colabora en ikastolas y bertso-eskolas (escuelas de versos) de Gernika, Algorta, Mungia, Durango y Amorebieta. "Siempre comienzo enseñándoles todas las canciones tradicionales vascas que coincidan con la métrica de los bertsos. Poco a poco, vamos modificando algunas palabras, llegando finalmente a la improvisación. Hay que plantearlo como un juego".

Con el paso del tiempo, en todo grupo surgen cinco o seis alumnos -"no siempre los mejores"- que deciden dar un paso adelante y aventurarse de lleno en este mundillo. "Hay niños que son muy buenos en este arte, pero les falta sensibilidad. Los bertsos deben llegarte hasta dentro. Solo así se llega hasta el final", concluye.

"Es una labor muy gratificante. Ver la progresión de estos niños es algo que no se puede pagar", afirma. Seguidamente recuerda cómo la semana pasada 50 jóvenes que estudiaron con él le organizaron una cena a modo de agradecimiento.

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Lopategi considera que el bertsolarismo recibe el próximo milenio en uno de los mejores momentos. Opina que "la supervivencia de los versos está ligada a la enseñanza" y, en este sentido, cree que la situación de las ikastolas ha mejorado ostensiblemente. "Cuando comencé a trabajar en estos centros, hace 16 años, la falta de recursos económicos era alarmante. Ahora, en cambio, hay más alumnos que nunca".

De todas formas, muestra su preferencia por las viejas glorias: Lazkao-Txiki -"un genio"-, Uztapide -"trabajador y muy buena persona"- y, sobre todo, Xalbador. De él asegura que, a pesar de merecerlo en más de una ocasion, nunca ganó una txapela. "Su mayor handicap fue que, por hablar en el dialecto del País Vasco francés, no solía conectar con el público. Ha sido el bertsolari y poeta de pueblo que más he admirado".

Futuro esperanzador

El mundo de los bertsos vive actualmente uno de los momentos más dulces de su historia, en opinión de Jon Lopategi. "En cuanto a producción, nunca se ha conocido una situación como ésta. El número de jóvenes valores es altísimo", afirma. Considera que actualmente los mejores bertsolaris se encuentran en la comarca guipuzcoana del Urola (Egaña, Agirre, Lizaso o Lazkano) y se muestra "esperanzado" ante el resurgimiento de este arte en las restantes provincias. "En Navarra y el País Vasco francés se ha mejorado mucho e, incluso, en Álava se está haciendo un gran esfuerzo", concluye.De todas formas, opina que queda mucho trabajo por hacer. Incide en que hay que cuidar con mayor mimo a los aficionados, y afirma que es hora de dar paso a los más jóvenes. "Hay que darles más oportunidades. Si no pueden practicar su afición en las plazas de nuestros pueblos, los vamos a perder. Sería perjudicial seguir viendo las mismas caras año tras año".

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