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¿Con o sin?

Andrés Ortega

La Unión Europea está a punto de dar el salto hacia esa dimensión que le falta de la seguridad y la defensa. Con el revulsivo de la guerra de Kosovo como factor determinante que ha puesto a la luz las carencias europeas y su extrema dependencia militar en Estados Unidos, los próximos viernes y sábado en Helsinki, el Consejo Europeo puede finalmente poner en marcha este proceso tras años de intentarlo.¿Con o sin la OTAN? De momento, no hay alternativa. Con la OTAN, claro, dicen todos. Ahora bien, mientras los europeos no dispongan de capacidades suficientes, ni la europeización de la OTAN, ni la autonomía militar de la UE, llegará a ser creíble. En París, en la reciente reunión del foro de Le Monde, EL PAÍS y el Frankfurter Allgemeine Zeitung, el ministro de Asuntos Exteriores francés expresó una duda muy razonable: ¿Se hubiera creado el euro si la UE hubiera dispuesto del dólar como moneda común? En el fondo, de lo que se trata es de que la UE, los europeos, pueda actuar incluso cuando EE UU no quiera o no pueda. Pero hay que partir de la realidad de la OTAN.

La Identidad Europea de Defensa, sin embargo, no se va a crear sólo, ni ya principalmente, en la OTAN, sino también fuera de ella, en la UE, si se superan las reticencias de algunos Estados pequeños y/o posneutrales, y el hecho de que Estados Unidos (y en parte Londres) quiera que una llave esencial, como la capacidad de planeamiento militar, se mantenga en la OTAN y no se duplique en la UE.

¿Con o sin medios? La gran propuesta franco-británico-alemana que se espera sea aprobada en Helsinki es que la UE esté dentro de dos a tres años en disposición de desplegar ante una crisis en 60 días el equivalente a un cuerpo de Ejército, es decir, de 50.000 a 60.000 hombres y mujeres, con el apoyo necesario para dominar el espacio aéreo y naval. No es poco. Pero, proporcionalmente, esta cifra no llega a un 3% del total de los casi dos millones de soldados de que disponen los europeos. ¿Para qué sirven los otros?

El debate sobre la Europa de la defensa debe llevar a otro sobre por qué los europeos gastan en este terreno un 60% del esfuerzo presupuestario que dedica EE UU, pero con una eficacia inferior a un 20%. Desde luego, antes de gastar más, los europeos habrán de gastar mejor. La creación de la franco-alemana European Aeronautic Defense and Space Company (EADS), en la que ahora ha entrado la española CASA, es un paso en la buena dirección. Muchos expertos vaticinan ahora una cooperación con las grandes estadounidenses, y no sólo una competencia. En todo caso, además de gastar mejor, para lograr credibilidad, la Europa de la defensa deberá gastar más. De momento, la Alemania de Schröder ha recortado su presupuesto de defensa en el equivalente a 1,6 billones de pesetas. Con lo que queda aparente la doble contradicción de todo este ejercicio: por una parte, los europeos quieren duros (euros) a cuatro pesetas: autonomía pero sin pagarla, pues, de momento, las opiniones públicas, bastante entusiastas del Ejército europeo, no siguen en materia presupuestaria; por otra, Estados Unidos quiere esa autonomía europea relativa, pero controlada, y de forma que les compren sistemas de armamentos.

Finalmente, ¿con o sin política? En estos momentos, el principal debate es institucional y puede esconder la falta de un verdadero acuerdo sobre los objetivos políticos. Ya ocurrió en 1953-54, cuando fracasó el Tratado de la Comunidad Europea de Defensa (CED) y que resultaba en un monstruo: una enorme institución europea, bajo el mando de EE UU. En Kosovo estuvo claro: mandó Estados Unidos. La UE es un poder colectivo, pero aún no suficientemente desarrollado en este terreno de la decisión y el mando, y menos aún de los objetivos políticos. Sin embargo, lo que ha cambiado respecto a 1954, e incluso a 1997, es que el Reino Unido, Francia y Alemania, en su triple evolución, hablan ahora de lo mismo. Y esto es lo decisivo.

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