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El ex secretario de la CDU pide suprimir los donativos a partidos

Pilar Bonet

El escándalo de las donaciones paralelas a la Unión Cristiana Democrática (CDU) ha originado una nueva polémica sobre los métodos de financiación de los partidos y la posibilidad de cambiar la ley que regula este asunto. La entrada en funcionamiento de la comisión investigadora del Parlamento y el afán esclarecedor de la prensa alemana auguran para los próximos meses una cadena de revelaciones, cuyas consecuencias para la estabilidad del sistema democrático alemán están todavía por ver.

Algunas voces, como la de Heiner Geissler, el veterano político que fue secretario general de la CDU, cuyo testimonio fue decisivo para provocar la confesión del ex canciller Helmut Kohl, abogaron ayer por la abolición de los donativos a los partidos. Sin embargo, la mayoría de los políticos, independientemente de su filiación, son menos lanzados, ya que, como ha dicho Angela Merkel, la secretaria general de la CDU, resulta bastante arduo financiar campañas electorales contando sólo con las cuotas de los militantes.Según las cuentas públicas de los partidos, la CDU obtuvo 33 millones de marcos (2.800 millones de pesetas) en donativos en 1997, lo que supone un 15% de sus ingresos (de un total de 218 millones de marcos). El SPD, por su parte, tuvo 23 millones de marcos, pero esta suma supuso sólo el 8% de sus ingresos, dado el mayor número de militantes socialdemócratas en relación a los de la CDU. Para los partidos pequeños, como los liberales, los donativos supusieron hasta un 34% de sus ingresos en 1997, y para los verdes, un 18%. El PDS, el partido de los comunistas de la RDA, obtuvo un 15% de sus ingresos de las donaciones.

No sólo la CDU puede verse en dificultades tras la confesión de Kohl. El SPD desmintió ayer que "trocee" los donativos superiores a 20.000 marcos con objeto de burlar la ley que obliga a declarar sumas superiores a esta cuantía. Antes, el diario berlinés Taz atribuía a la tesorera del SPD, Wettig-Danielmeier, unas declaraciones según las cuales su partido había recurrido también a esta práctica. El diario corrigió la información y la tesorera aclaró que había que distinguir el caso de los donativos de distintas empresas pertenecientes a un mismo consorcio. Si estos donativos no superan los 20.000 marcos por empresa, tampoco hay que hacer constar el origen, señaló la tesorera, que admitió la posible necesidad de efectuar correcciones en la ley.

El Stuttgarter Nahrichten ha acusado a Wolfgang Schäuble, el presidente de la CDU, de haber sabido de la financiación ilegal del partido a mediados de los años noventa. El diario menciona una donación de 100.000 marcos entregada por el empresario Schörghuber y asegura que ésta habría ido a parar también a las cajas negras del partido.

El embajador alemán en España niega conocer al traficante que acusó al canciller

El embajador de Alemania en España, Joachim Bitterlich, que fue un estrecho colaborador de Kohl en la cancillería, ha declarado que no conoce al traficante de armas Karlheinz Schreiber, después de que éste le hubiera mencionado como parte del círculo de personas de la CDU con las que había tratado en sus negocios de venta de carros de combate.En una entrevista con el diario Die Welt, Karlheinz Schreiber, el hombre al que se acusa de haber entregado una maleta con un millón de marcos al tesorero de la CDU en 1991, manifestó que numerosos políticos de la CDU y la CSU conocían de sus actividades y señaló que durante el periodo 1985-1995 había trabajado conjuntamente con la empresa Thyssen en el desarrollo de un proyecto de vehículos blindados para misiones de paz. Se trataba, según dijo, de un negocio con un volumen de 360.000 millones de marcos que creaba 60.000 puestos de trabajo. "Sobre estos proyectos, el canciller federal Helmut Kohl había informado a gente en otros niveles del Gobierno y del partido. Por eso tuve contacto con el consejero político del canciller, el señor Bitterlich, que estaba encargado de este proyecto". Schreiber dijo también que había asistido a una reunión entre Kohl y el jefe del Gobierno canadiense Brian Mulroney. Bitterlich manifestó que no conocía personalmente a Schreiber.

El embajador de Alemania en España manifestó, sin embargo, que recordaba "hace años" haber contestado, por encargo de Kohl, una carta dirigida a Schreiber. Bitterlich manifestó que no recordaba el contenido ni sabía cuál era el proyecto de venta de tanques del que hablaba Schreiber en su entrevista. "Tengo la conciencia tranquila", manifestó el embajador, que fue el responsable de seguridad de Kohl y que, tras ser el representante de Alemania en la OTAN, pasó a desempeñar el cargo de embajador en España en octubre.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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