El riesgo de trabajar en casa y fuera
El 37% de las trabajadoras navarras considera que su salud peligra por la doble tarea que deben soportar
La elevada carga de trabajo y la obligación de compatibilizar las tareas domésticas y la empresa es percibida como un riesgo laboral real por el 37,1% de las mujeres empleadas de Navarra, según los resultados de un estudio realizado por el Instituto Navarro de Salud Laboral (INSL) y el Instituto Navarro de la Mujer (Inam). El informe pone igualmente de manifiesto que las mujeres soportan una presión de trabajo excesiva, observan riesgos claros para su salud y se quejan del desigual reparto de las tareas en el hogar.El estudio, que fue presentado recientemente en Oviedo durante unas jornadas sobre mujer y trabajo organizadas por la Sociedad Asturiana de Medicina y Seguridad en el Trabajo, recibió el premio a la mejor comunicación. El análisis ha sido realizado sobre 1.121 encuestas a empleadas de cuatro sectores económicos con fuerte presencia femenina: industria eléctrica, alimentación-textil, administración-banca y educación-salud-servicios sociales. En total, estos grupos de actividad suman más de 27.000 trabajadoras en toda la comunidad foral.
Los técnicos que elaboraron el estudio comprobaron que el 37,1% de las trabajadoras considera un riesgo laboral real la carga mental asociada a su empleo. Igualmente, cuatro de cada cinco encuestadas coincidía en calificar como un "problema" la elevada carga de trabajo que soportan, atribuyendo a esa circunstancia un riesgo similar al provocado por el ritmo de actividad impuesto. Las empleadas navarras incluyen en el mismo listado los límites en la comunicación dentro de la empresa (falta de autonomía en el puesto de trabajo, malas relaciones, escasa consideración del empleo y escasa aplicación de capacidades) y la ausencia de vías de promoción interna.
De hecho, el 9,8% de las encuestadas mostró síntomas de estrés relacionados con el exceso de trabajo, la falta de autonomía y los problemas de organización empresarial. La evaluación de los riesgos físicos registró unos resultados más clásicos: movimientos repetitivos, posturas estáticas, mal diseño de los puestos de trabajo, manipulación de cargas y esfuerzos físicos excesivos fueron señalados como habituales en muchos lugares de trabajo. Como resultado, un 32% de las mujeres que trabajan considera que están expuestas a un riesgo real de accidente, porcentaje que se duplica en el sector industrial.
Según el estudio, un 25% de las trabajadoras visitó a su medico al menos en una ocasión durante el último año por dolencias relacionadas con su empleo, daños centrados sobre todo en el cinturón escapulo-braquial, la espalda y las piernas.
El informe no deja además en muy buen lugar a los hombres navarros. El texto señala que son los varones con estudios universitarios (un 22,7%) los que más comparten las tareas domésticas con sus parejas, ayuda que disminuye cuanto menor es la preparación intelectual del hombre, hasta un 14,4% en el caso de los empleados con estudios básicos.
En consecuencia, mientras apenas un 5% de los navarros se queja de tener excesivo trabajo en casa, la cifra asciende al 40,3% entre las mujeres con estudios básicos, un 31% entre las empleadas con bachillerato o formación profesional y un 24% de las universitarias. Entre éstas últimas, un 36% reconoció no ocuparse de las tareas domésticas, caso que sólo se da en un 13,5% de las trabajadoras con formación básica.
El cuidado de ancianos y, sobre todo, de los hijos, sigue recayendo en exclusiva, según demuestra el informe, sobre muchas mujeres: una de cada cuatro cuida ella sola a sus hijos y a una de cada diez le ocurre otro tanto con los ancianos del hogar. Ambos hechos son anecdóticos entre los trabajadores varones. Para equilibrar la carga doméstica, los autores del texto apuestan no por una reducción del tiempo de trabajo asalariado, sino por aumentar los servicios sociales comunitarios y compartir las tareas entre quienes conviven en el hogar.
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