_
_
_
_

Laetitia Casta asegura que en el mundo de la moda la droga y la prostitución "están a la orden del día"

La modelo interpreta a Falbala en 'Astérix y Obélix contra César'

, Laetitia Casta es la top model francesa de este fin de siglo. Es una corsa de medidas exuberantes, pero proporcionadas, que ha sido adoptada por los franceses como su actual modelo de belleza después de haber tenido en el altar a Brigitte Bardot o a Catherine Deneuve. En Astérix y Obélix contra César, un filme de Claude Zidi con Gérard Depardieu, Christian Clavier y Roberto Benigni, que se estrena en España el 3 de diciembre, encarna a Falbala, el amor platónico del gordinflón Obélix.

"Falbala no es ningún gran papel, pero me ha servido para aprender. Es un reto para una debutante. Se trataba de hacer de jovencita ingenua que descubre el amor a través de su mejor amigo", explica la modelo reconvertida en actriz. "Era mucho mejor comenzar con esto que haciendo de pin-up, un tipo de mujer que detesto. Lo mío es la naturalidad".

Los actores conocidos le han servido de modelo. "Depardieu y Benigni interpretan cómo los niños juegan. Te da la sensación de que se divierten. Son fantásticos. Con ellos crees que todo es así porque no podía ser de otro modo, pero detrás de cada gesto hay mucho trabajo. Pero eso el espectador no lo sabe ni lo nota. Y eso es importante".

Como Michelle Pfeiffer, Ava Gardner, Claudia Schiffer o Laureen Bacall, Laetitia Casta, de adolescente, se creía un patito feo. O no tenía espejo, que todo es posible. O, simplemente, coquetea. "Cuando tenía 14 años, un señor empezó a hacerme fotos en la playa. No entendía por qué. El lugar estaba lleno de chicas atractivas y el hombre sólo quería retratarme a mí. Luego me explicó que era para una marca de ropa. Me pareció extraño porque yo era más bien gordita, con la cara redonda".

Ser natural

"No tengo nada que ver con Brigitte Bardot, pero admiro a BB aunque sólo sea porque no se ha hecho la cirugía estética. Es alguien que asume la vida y la edad. En eso sí quiero ser como ella, ser natural", repite con apasionamiento. "Lo que me interesa es que la gente se crea el personaje que interpreto, que se olviden de mí".El hecho de ser corsa, de proceder de una isla que mantiene una relación tormentosa con Francia, no le preocupa. "Soy mediterránea, de sangre caliente, y me siento muy corsa cuando se trata de la familia. Cuando viajo me siento francesa, soy muy francesa, pero el espíritu familiar y rebelde creo que es corso. La familia ha sido y es muy importante, me protege y me da seguridad. En la isla te habitúas a la libertad desde pequeño. En Córcega los niños son los reyes. De pequeño puedes salir hasta muy tarde, vas de una casa a otra, vives en la calle".

A los 12 años la familia se traslada a vivir a París. Se acabaron las correrías nocturnas pero también se acabó la infancia. Muy pronto aparecerá el fotógrafo antes citado y después Jean Paul Gaultier la querrá como modelo. "Gaultier me eligió porque podía ser la vecina de enfrente, porque conmigo estaba claro que la moda era para todo el mundo, que no hacía falta medir 1,80". Bastaba, pues, con los 88-56-88. "El oficio de modelo es difícil, es un trabajo complicado; desarrollar una carrera no es sencillo porque andas por un entorno en el que se mueven muchos buitres. Yo nunca he querido firmar con agencia alguna, he preferido mantenerme independiente, que mi familia fuese mi refugio. Lo que ahora se dice del mundo de la moda a través del reportaje sobre la agencia Elite es cierto. Es un universo en el que la droga, el dinero, la prostitución están a la orden del día, y celebro que el escándalo haya estallado, que la gente sepa, que conozca la realidad de ese mundo".

En la actualidad, Laetitia Casta acaba de terminar el rodaje de una serie televisiva, la adaptación de un best seller, La bicicleta azul, destinado a convertirse en un programa de gran éxito. "Sobre 68 días de rodaje intervenía en 65. Después de Astérix y Obélix contra César tenía ganas de ir más allá, de plantearme un trabajo de actriz. Pero aún me queda muchísimo por aprender. Según qué papeles, no me veo capacitada aún para afrontarlos". Ni está muy claro que lo haga un día. Su sentido común, su ambición humana, pasa por ser madre, por fundar una familia, por vivir en Córcega y ver crecer a sus hijos. Antes, eso sí, quiere aprovechar al máximo su juventud. Esplendorosa.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_