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Héctor Aguilar Camín novela la epopeya de una saga mexicana

Felipe González presentó el libro entre una enorme expectación

Las presentaciones de novelas no suelen suscitar espectáculos semejantes. Pero la presencia de Felipe González hace milagros. Un centenar de periodistas y cámaras acompañaron ayer al novelista mexicano Héctor Aguilar Camín en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde se presentó El resplandor de la madera (Alfaguara). Aguilar relata, en dos tiempos históricos, las pasiones de una larga saga mexicana.

Se dice que es la novela en la que Aguilar Camín, escritor, historiador, ensayista e intelectual hiperactivo, ha alcanzado la madurez estilística. Carlos Fuentes ha dicho que es una de las mejores novelas latinoamericanas de los últimos 10 años. El resplandor de la madera es la historia, entre bíblica y detectivesca, de varias generaciones de una familia mexicana que va repitiendo los mismos deseos y los mismos errores en su búsqueda imposible de la felicidad.La novela se divide en dos partes, con capítulos que se diferencian por la clase de su numeración: el pasado, en romanos; el presente, en arábigos. Y el autor advierte al inicio que se puede leer de tres formas distintas, entera o siguiendo las rutas de los capítulos alternos.

Con Carmen Romero y Ángeles Mastretta (esposas respectivas de González y Aguilar) en el auditorio, tomó la palabra el ex presidente, que se había negado a hablar ante los periodistas que le acosaban con el asunto Garzón. González se definió como un lector compulsivo ("no como Carmen Romero, que es analítica y reposa las lecturas"); no solapero ("es decir, que no leo las solapas") ni crítico literario. Luego habló, como lector, sobre "esta saga de nibelungos mexicanos". Entre bromas y veras, dijo que la había leído de un tirón y por la noche, y que no le había saciado ("como si le faltara algo, una continuación"). Más en serio, González enmarcó el libro "en la buena tradición latinoamericana de las novelas con identidad". "Aguilar ha hecho un relato sobre la identidad", explicó, "una novela muy local y a la vez universal, de gran calado porque nos enseña cómo es ese pueblo, cuáles son las fuerzas telúricas que lo mueven y que sin esas fuerzas no hay futuro posible. Ese sabor identitario, en este momento en que los españoles no sabemos cuál es nuestra identidad, eso es lo mejor de la novela", concluyó.

Después de agradecer al juez Garzón la expectación levantada por el acto, Aguilar Camín se mostró de acuerdo en todo con González, y explicó que le había elegido como presentador porque, cuando publicó La guerra de Galio, "fue ese lector sagaz que los novelistas necesitamos para justificar la escritura de un libro".

El novelista añadió que la clave de la novela es la ausencia de la figura paterna, y contó la emotiva historia personal que acompañó al proceso de creación de su ficción: su padre se fue de casa cuando tenía 10 años, lo llamó 40 años después y se reencontró con él.

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