_
_
_
_

La deuda de los países pobres

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

El presidente Cinton citó ayer razones de estricto interés económico para insistir en la necesidad de cancelar la deuda externa de los países pobres. "Hay que cancelarla porque los países que gastan lo poco que tienen para pagar los intereses de esta deuda no están en condiciones de comprar nuestros productos ni de contratar nuestros servicios". En otras palabras, se quedan fuera del marco de la economía global. Lejos de pasarles la factura a estos países habría que invertir en su propio desarrollo. Desde EEUU, dijo Clinton, se han financiado unos dos millones de pequeñas empresas o iniciativas de este tipo. También defendió favorecer la difusión de la tecnología: "Esos niños son como los nuestros, si se les enseña a usar el ordenador se convertirán también en hombres y mujeres magníficos". Clinton ensayó en Florencia lo que puede convertirse en su futura dedicación una vez que abandone la Casa Blanca el año próximo: la de convertirse en líder de una fundación que agrupe a todos los políticos progresistas. O, incluso, presidir un nuevo partido transnacional: Nuevos Demócratas. En él ingresarían de inmediato los invitados en Florencia. Hillary Clinton, que el sábado recibió un premio en reconocimiento a sus desvelos en favor de la tercera vía, mantuvo, en cambio, un perfil bajo. Tan bajo que ni siquiera intervino agradeciendo con unas palabras el premio recibido en la cena inaugural.

Más información
Clinton defiende la 'tercera vía' para superar las diferencias en la familia socialdemócrata
Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_