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LA CUMBRE DE ESTAMBUL

Kosovo pesa en Berlín a la hora de decidir sobre Chechenia

Pilar Bonet

La profusión de argumentos morales que Alemania utilizó en la crisis del Kosovo para justificar su participación bélica por primera vez desde la II Guerra Mundial ha colocado a Berlín en una situación delicada frente al conflicto de Chechenia. Los dirigentes alemanes se sienten obligados a reaccionar ante la actuación de las tropas rusas, pero al mismo tiempo son conscientes de sus limitaciones (basadas en la realpolitik tradicional) para intervenir en un conflicto en territorio del Cáucaso ruso.Alemania, que "recuperó" a Rusia para orquestar una salida internacional de la guerra contra Yugoslavia, no quiere que el conflicto de Chechenia pueda llevar ahora al aislamiento internacional de Moscú, según han indicado medios gubernamentales en Berlín. Por eso, estos medios han insistido en que Chechenia no debe influir en la firma de la Carta de Seguridad y la adaptación del Tratado de Fuerzas Convencionales (TFC) en la cumbre de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que se celebra en Estambul.

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Los dirigentes alemanes han criticado la actuación rusa en Chechenia y el canciller federal Gerhard Schröder empleó la palabra "masacre" al referirse al bombardeo sobre el mercado de Grozni. En privado, sin embargo, fuentes de los verdes y socialdemócratas relacionados con la política exterior muestran frustración porque la crisis Chechenia -sobre el telón de fondo de Kosovo- ha evidenciado la validez limitada del argumento moral cuando de vecinos como Rusia se trata.

Ziugánov, en Berlín

El líder de los comunistas rusos, Guennadi Ziugánov, que ha visitado Berlín esta semana, aseguró a esta corresponsal que había encontrado comprensión para la posición rusa en Chechenia por parte de sus interlocutores alemanes. Ziugánov, que apoya al Gobierno de Vladimir Putin en su actuación contra los que Moscú califica de "terroristas" chechenos , se entrevistó en Berlín precisamente con aquellos funcionarios que se encargan de formular la política de seguridad en la Cancillería federal y en el Ministerio de Exteriores de Alemania.Occidente no puede asumir en el Cáucaso el papel militar y económico que ha asumido en los Balcanes, y si se excluyen posibles sanciones internacionales, sólo le quedan los instrumentos políticos y la ayuda humanitaria. De ahí que Alemania quiera utilizar la cumbre de Estambul para convencer a Yeltsin de que acepte una misión de la OSCE con funciones mediadoras en el conflicto, de que permita la llegada de ayuda humanitaria internacional y de que utilice medios menos violentos para afrontar la amenaza percibida.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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