Yeltsin acude a la OSCE para defender la guerra en Chechenia frente a la presión de Occidente
Borís Yeltsin no está dispuesto a que la guerra de Chechenia le siente en el banquillo de los acusados cuando mañana se abra en Estambul la cumbre de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). Tampoco a que el presidente estadounidense, Bill Clinton, le lea la cartilla en la entrevista que mantendrá con él antes de retornar a Moscú. Alemania, por su parte, teme que la crisis chechena tenga efectos perversos y deje aparcados asuntos de importancia, como la aprobación de la Carta de Seguridad y la adaptación del Tratado de Fuerzas Convencionales (CFT) en Europa.
El canciller alemán, Gerhard Schröder, y el presidente francés, Jacques Chirac, que mantendrán una reunión tripartita con Yeltsin en Estambul, tratarán de convencer a su interlocutor ruso de la necesidad de ceder en varios puntos en relación a Chechenia.Los europeos quieren que Rusia negocie con el presidente checheno, Aslán Masjádov; reabra la frontera con Ingushetia; garantice el acceso a Chechenia de una misión de la OSCE, y facilite la llegada de ayuda humanitaria.
La Carta de Seguridad en Europa -uno de los grandes objetivos de esta cumbre- fue definida como un "tratado político" por las fuentes gubernamentales alemanas. Esta definición es más vaga que la deseada por los representantes de Moscú, quienes han defendido la Carta como un documento jurídico vinculante que establezca el papel central de la OSCE en Europa y fije procedimientos y mecanismos de coordinación con la OTAN y otras organizaciones en un tejido de seguridad de múltiples componentes.
En cuanto a la adaptación del Tratado de Fuerzas Convencionales -el otro objetivo- a las realidades surgidas tras el fin de la guerra fría, Alemania no desea que este documento, que entró en vigor en 1992, sufra -dentro de su categoría- una suerte análoga al Tratado de Prohibición de Pruebas Nucleares, que no ha sido ratificado por el Senado de EEUU.
Control de armas
"No queremos que se produzca un salvaje Oeste en materia de armamento", dijeron los círculos gubernamentales, que consideran "muy importante llegar a un acuerdo de armas convencionales en Europa, pese a la situación en Chechenia". En la actualidad, y debido al despliegue militar ruso en aquella república caucásica, Rusia supera "en un 60%" la concentración de tropas que le está permitida en la zona, de acuerdo con los límites fijados por el Tratado.
Rusia ha reconocido que supera los límites y ha facilitado datos sobre su movilización. Moscú alega que la transgresión de los niveles es temporal e invoca su derecho a luchar contra el terrorismo en su territorio. Sin embargo, para Occidente, los recursos militares empleados son desproporcionados en relación a la amenaza terrorista que invoca.
Los medios alemanes señalaron que el tiempo que transcurra entre la firma del TFC y su ratificación da a Rusia la posibilidad de ajustarse de nuevo a los techos y concentración de armamento establecidos, así como de acatar los principios de la OSCE, incluido el código de conducta que, en opinión europea, Moscú no cumple.
Chirac y Schröder tratarán de convencer a Yeltsin de que acepte una mediación de la OSCE. Yeltsin ha probado en otras ocasiones que es capaz de actuar, como durante la guerra de Kosovo, señalaron fuentes alemanas.
Kosovo y Chechenia
En prevención de posibles comparaciones entre la actuación de Rusia en Chechenia y de la OTAN en el Kosovo, estos medios manifestaron que la acción de la OTAN "puso fin" a las violaciones de los derechos humanos, pero Rusia ha hecho "lo contrario" en Chechenia.
Para Occidente, una rápida retirada de las tropas rusas de Georgia y de Moldavia sería un buen signo. Las negociaciones de Moscú con Moldavia han hecho algún progreso, pero no así las negociaciones con Georgia, donde Rusia tiene a 9.000 soldados.
Otros dos documentos que deben ser firmados en Estambul son el comunicado de la cumbre y un documento para incrementar la confianza militar. A última hora, la diplomacia rusa trata de minimizar el efecto de Chechenia sobre el primer texto.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Yakushkin, ha asegurado que el objetivo de la delegación rusa no es dar "explicaciones" sobre el conflicto, aunque el presidente está dispuesto a "clarificar", si es necesario, su política en el Cáucaso. El objetivo de la cita de líderes mundiales, continuó Yakushkin, es otro: discutir la seguridad en Europa. Yeltsin ha decidido que la cita es demasiado importante para dejarla en manos de su primer ministro, Vladímir Putin.
Yeltsin sabe que, en su país, la guerra de Chechenia es popular, y que en ella se basan las posibilidades de Putin de sucederle, al que acaba de confirmar como su delfín. Por eso, por ahora, parece dispuesto a desafiar las críticas.
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