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Líderes religiosos del Mediterráneo afirman que sin educación no hay paz

Oriente Próximo acapara el III Encuentro de la Universidad de Alcalá

No habrá paz sin educación, y no siempre las tres religiones monoteístas del área mediterránea han predicado la convivencia y el perdón. Cinco ministros de la Autoridad Nacional Palestina, dos de Marruecos y una ministra de Israel, además de decenas de intelectuales de 15 países del Mediterráneo, discutieron ayer en Alcalá de Henares si la religión ha ayudado a la paz en Oriente Próximo. Las conclusiones fueron desoladoras.

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La religión como problema o como solución, y antes, un grito que llega al corazón de la historia religiosa de este milenio tormentoso. Lo dijo ayer una princesa jordana, Wijdan Alí: "A veces en nombre de Dios sólo llega violencia". Ante un centenar de personas de varias razas, lenguas y religiones (fundamentalmente musulmanes, judíos y cristianos de diversas confesiones), reunidas en el III Encuentro Interreligioso de Alcalá de Henares, la mujer alzó su voz poderosa y clamó contra los perniciosos liderazgos religiosos que padece su atormentada región."¿Qué líderes religiosos ilustrados tenemos realmente, abiertos, capaces de escuchar al otro, no de escucharse siempre a sí mismos? ¿Dónde están?", preguntó Wijdan Alí, princesa del reino hachemí de Jordania, a los dos obispos que ocupaban la presidencia, el católico Jesús Esteban Catalá, de la diócesis de Alcalá, y el anglicano Carlos López Lozano, obispo de la Iglesia Española Reformada Episcopal, a quienes acompañaban el rector de la Universidad de Belén, el palestino Manuel Hassasian; el primer embajador de Israel en España, Samuel Hadas; el sacerdote Carlos de Francisco Vega, que dirige las relaciones interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, y el secretario de la Academia de Ciencias de San Petersburgo, Eduard Abramovitch Tropp, un brillante sociólogo que expuso una retadora y brillante Teoría de los Conflictos, de gran contenido utópico y social.

Cuando Wijdan Ali acabó su diatriba, el auditorio la dedicó un aplauso. No fue el único, y todos tuvieron como destinatarios a los más críticos con el papel de las religiones en la convivencia de los países del Mediterráneo.

La mesa redonda que abrió ayer este III Encuentro Interreligioso, organizado por la Universidad de Alcalá en su 500 aniversario, tenía un título tan sugerente como tópico: Educación para la Paz. Pero los ponentes y el auditorio, acuciados por la actualidad del diálogo de paz entre Israel y Palestina, no perdieron un minuto para entrar en materia.

Según el ex embajador Samuel Hadas, el resurgimiento del etnonacionalismo y la expansión del fundamentalismo religioso, que asumen cada vez formas más violentas, constituyen una clara amenaza para la paz en el Mediterráneo. "Algunos de los grupos fundamentalistas han levantado muros de intolerancia y su acción puede representar uno de los mayores riesgos para la sociedad internacional hasta bien entrado el siglo XXI. El surgimiento de movimientos que en nombre de Dios y de su religión traen tragedias y miserias hace imprescindible un diálogo profundo entre las religiones para superar incomprensiones y tremendos prejuicios", dijo.

Hadas se refirió "al papel evidentemente negativo que juegan algunos líderes religiosos". "No pocos líderes religiosos han educado e invitado, e insisten en seguir haciéndolo, a la violencia en nombre de Dios y de la religión contra otra religión en particular", lamentó.

"El nuestro es uno de los conflictos más aplazados de la historia", dijo Hassasian. "Palestinos e israelíes debemos volver a redactar, juntos, nuestra historia. Es difícil olvidar el pasado, pero el nuestro debe ser un proceso evolutivo, no revolucionario", concluyó el rector de la Universidad de Belén, la ciudad donde hace casi 2000 años nació el fundador de una de las religiones en conflicto, el cristianismo en sus diversas confesiones. El intelectual de Belén levantó su voz apasionada para advertir de que sin justicia social, sin solidaridad, no hay manera de construir una paz justa y duradera.

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