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Defensa ofrecerá a los últimos de la mili que se queden en el mismo cuartel como profesionales

Miguel González

Los 100.815 reclutas de la quinta del 2000, cuyos destinos serán asignados informáticamente esta noche, podrían ser los últimos en incorporarse a los cuarteles con carácter forzoso. Consciente de ello, el Ministerio de Defensa se propone retener al mayor número posible como soldados profesionales. Para lograrlo, les ofrecerá la posibilidad de firmar un contrato garantizándoles que se quedarán en la misma unidad en la que cumplen el servicio militar obligatorio. Sólo el 2% de los jóvenes que están haciendo la mili se presentan a las convocatorias de tropa profesional.

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Cuando el Gobierno decidió en 1996 la profesionalización total de las Fuerzas Armadas en un plazo de seis años, aún faltaban más de medio millón de jóvenes por incorporarse a filas antes de que se suprimiera el servicio militar obligatorio.Este colectivo constituía una cantera privilegiada para nutrir la futura tropa profesional. Su gran ventaja es que ya conocen la vida militar y los mandos también les conocen a ellos, por lo que resulta fácil seleccionar a los más aptos. Además, teniéndolos ya dentro de los cuarteles, podían ahorrarse buena parte de los gastos de captación e instrucción.

Sin embargo, si hay un dato aún más preocupante que la falta de candidatos a soldado y marinero profesional (sólo 9.100 aspirantes para 7.500 plazas en la última convocatoria de este año, una media de 1,2 aspirantes por puesto) es el escaso número de solicitudes procedentes de los ejércitos.

Menos de 900 jóvenes de los más de 40.000 que están cumpliendo el servicio militar se presentaron a dicha convocatoria. No llegan, por tanto, al 10% los aspirantes a soldado profesional que son reclutas forzosos. O lo que es lo mismo: sólo el 2% de los incorporados para cumplir el servicio militar quieren quedarse como profesionales.

Para intentar cambiar esta situación, el Ministerio de Defensa se propone introducir en el nuevo sistema de reclutamiento continuo, que se instaurará en el 2000, la posibilidad de ofrecer a los soldados de reemplazo la firma de un contrato como profesionales con la garantía de que se quedarán en la misma unidad en la que están.

Actualmente ello no es posible, pues al recluta forzoso que se presenta a las convocatorias de tropa profesional se le puede adjudicar un destino muy alejado del que tiene en la mili. Defensa cree que la posibilidad de quedarse en una unidad que ya conoce, y con frecuencia cercana a su domicilio, es el mejor incentivo que se puede ofrecer.

Los destinatarios de esta oferta serán los 100.814 reclutas del reemplazo del 2000 cuyos destinos asignará esta noche el ordenador del ministerio.

Los resultados del sorteo -cuya principal novedad es que nadie será destinado con con carácter forzoso a Ceuta o Melilla- se darán a conocer a partir de las 14 horas de mañana a través del teléfono 902 121 414. Las listas también serán expuestas en los centros de reclutamiento y en la página de Internet www.mde.es.

Aunque los sorteados serán más de 100.000, Defensa cuenta con que sólo la mitad de ellos se incorpore a filas. Un cálculo optimista, pues este año lo han hecho unos 55.000 reclutas, en torno al 40% de los sorteados en noviembre de 1998.

El continuo aumento de la objeción de conciencia -un 12,33% más en los diez primeros meses de este año- ha llevado a Defensa a descartar la posibilidad de liberar a parte de los reclutas por excedente de cupo, como hizo en 1997, pese a reconocer oficialmente que le sobran la mitad de los sorteados.

De hecho, la relación entre el servicio militar y la prestación social sustitutoria se ha invertido. En el 2000, el número de objetores cumpliendo la prestación (140.000) casi triplicará al de soldados de reemplazo, por lo que es la mili la que puede calificarse de "sustitutoria".

Además, a medida que se acerca el final de la mili, la bolsa de jóvenes con prórroga al servicio militar o la prestación social sigue aumentando: actualmente son ya 982.371.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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