_
_
_
_
CIENCIA

Y la Tierra se vistió de blanco

la acumulación de oxígeno convirtió al planeta azul en una bola de hielo hace 2.300 millones de años

La Tierra se convirtió en una inmensa bola de hielo hace unos 2.300 millones de años, según las investigaciones realizadas por James F. Kasting, de la Penn State University (Pensilvania, Estados Unidos), presentadas hace unos días en el congreso anual de la Geological Society of America, celebrado en Denver (Colorado). La explicación del fenómeno podría estar en la acumulación de oxígeno en la atmósfera iniciada hace unos 2.500 millones de años y la consiguiente reducción de gases de efecto invernadero. El fenómeno, mucho más desmesurado que las glaciaciones sufridas en el último millón de años, se volvió a repetir al menos en dos ocasiones, hace 750 y 600 millones de años.Según Kasting, profesor de Ciencias de la Tierra y Meteorología, "existen indicios convincentes de que al menos seis de los actuales siete continentes estuvieron totalmente cubiertos de hielo, incluso los que se encontraban cerca del ecuador". El proceso, en su opinión, se produjo gradualmente a partir de los polos. El hielo tardó millones de años en alcanzar una latitud de 30 grados, pero entonces el enfriamiento se aceleró por la reflectividad del hielo y en unos 1.000 años la glaciación alcanzó el ecuador. Los océanos se congelaron hasta una profundidad de unos 800 metros y prácticamente toda la Tierra se convirtió en una bola de hielo.

La causa del fenómeno, según Kasting, fueron los cambios atmosféricos provocados por la acumulación de oxígeno. La importante presencia de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, vapor de agua y metano, en la atmósfera de hace unos 2.500 millones de años empezó a disminuir rápidamente cuando las llamadas cianobacterias iniciaron los procesos de fotosíntesis, emitiendo grandes cantidades de oxígeno como desecho. A medida que la concentración de oxígeno aumentaba, la de metano disminuía drásticamente. Cuando el oxígeno llegó a constituir el 0,20% de la atmósfera (una centésima parte de la proporción actual), el metano desapareció por completo, dando lugar a la primera de estas superglaciaciones.

El investigador considera que también influyó decisivamente el hecho de que el Sol era por entonces un 30% menos luminoso, ya que era una estrella joven y la concentración de helio en su núcleo era mucho menor que en la actualidad. La densidad del núcleo aumenta al crecer la proporción de helio, y ello provoca un mayor calentamiento y una mayor radiación.

Una vez cubierto de hielo el planeta debieron pasar entre cinco y diez millones de años para que la actividad volcánica emitiera suficiente dióxido de carbono (CO2) como para que el efecto invernadero derritiera el hielo.

Para las otras dos superglaciaciones, Kasting considera que el desencadenante fue la disminución del dióxido de carbono, aunque el modelo es básicamente el mismo. Teniendo en cuenta la menor radiación solar, las glaciaciones de hace 750 y 600 millones de años se produjeron con unos niveles de CO2 de hasta tres veces la cantidad existente en la atmósfera en la actualidad. Kasting cree que la meteorización de rocas como los silicatos de magnesio y calcio, proceso que consume gran cantidad de dióxido de carbono, redujo la concentración de este gas hasta provocar un enfriamiento suficiente como para congelar la Tierra. Para revertir el proceso se habría necesitado 300 veces la cantidad de CO2 actual, pero, una vez eliminada la capa de hielo, el dióxido de carbono habría provocado un fuerte calentamiento del planeta.

Según Francisco Anguita, profesor de Geología de la Universidad Complutense de Madrid y experto en planetología, "parece probable que las glaciaciones de hace 750 y 600 millones de años sí fueron globales, pero es difícil saber lo que ocurrió hace 2.300 millones de años, porque tenemos un registro muy limitado, quedan pocas rocas para saberlo". Aun reconociendo el prestigio de Kasting, señala que en cierta ocasión él mismo le dijo que no creía en la hipótesis de la bola de hielo o Tierra blanca ni que el metano fuera un gas de invernadero importante por aquella época.

Uno de los problemas que la teoría suscita y que ha despertado recelos hacia la hipótesis de una Tierra congelada es cómo pudieron sobrevivir las formas de vida de aquella época. Según Kasting, debieron encontrar refugio en manantiales volcánicos, tanto terrestres como submarinos. "Es una cuestión interesante, y los hechos sugieren que la vida es más resistente de lo que pensamos y que el clima terrestre ha sido mucho menos estable de lo que creemos", dice.

La última de estas superglaciaciones ocurrió poco antes de la llamada explosión cámbrica, ocurrida hace unos 570 millones de años, en la que aparecieron numerosos organismos vivos complejos que dieron lugar a la enorme variedad de especies pluricelulares que han habitado el planeta desde entonces.

Algunos investigadores creen que ambos fenómenos pueden estar relacionados y que los fuertes contrastes ambientales entre una época tan fría (en que la temperatura media debió acercarse a los 40 grados bajo cero) y otra mucho más cálida que la actual pudieron forzar el desarrollo de los seres vivos.

Las posibilidades de que la Tierra pudiera volver a padecer una superglaciación son muy escasas, dado que la radiación solar sigue aumentando lentamente y la disminución de gases de efecto invernadero tendría que ser mucho más fuerte que en aquellas épocas. De hecho, según Kasting, el problema a largo plazo es probablemente el contrario, y es posible que dentro de 1.000 millones de años la temperatura sea tan alta que los océanos se evaporen.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_