"¡Ya está!"

La comarca de Osona se reunió ayer en el pueblo de Seva. El censo de la población se triplicó sólo con la presencia de 6.000 motards. La plaza de la Creu, presidida por una pantalla gigante en la que podía verse la carrera, fue el punto de encuentro de vecinos, familiares, amigos y seguidores de Àlex Crivillé. Todos pendientes de la televisión. ¿Todos? No. Isabel Tàpies, la madre de Àlex, no presenció la carrera que encumbró a su hijo. Isabel, como es habitual en cada prueba, se recogió en su dormitorio para seguir los acontecimientos a través de Catalunya Ràdio. Muy cerca, en la sala de estar, su hijo Antoni y sus hijas Margarita y Elizabeth -Josep, el otro hermano, recuperó la costumbre de estar junto a Àlex y viajó a Río de Janeiro- no se perdieron el momento mágico en que su hermano menor cruzaba la meta. En ese instante la familia dirigió la mirada a la foto de Àlex situada debajo del cirio encendido junto a la figura de san Antonio, patrón de la construcción, el negocio familiar.Los nervios arreciaban desde la mañana, y a medida que se acercaba la hora de la carrera, un nudo en el estómago atenazó a la familia Crivillé. Y llegó el gran momento. El caballito de Àlex al acabar la prueba dio paso a la explosión de Seva. El alcalde, Josep Palmarola, descorchó una botella de cava en la plaza del Ayuntamiento y acto seguido se destaparon otras 300; una ruidosa traca del tío Blai, con seis petardos, sonó al lado del bar La Perla anunciando el reinado de Àlex, y en la casa de los Crivillé, el teléfono comenzó a sonar. Los hermanos Crivillé se desvivieron para atender a los periodistas, elogiar a Àlex y recordar la ausencia del padre, Papitu, fallecido el año pasado. "Estará en el cielo tan feliz como nosotros", exclamó Antonio, aludiendo el carácter católico practicante de su padre. "Ha sido la carrera de Àlex que se me ha hecho más larga", prosiguió Antonio.

Emocionada, con lágrimas en los ojos, Isabel posó junto a sus hijos. No podía hablar. Sólo se atrevió con un "¡por Dios, ya está!", y después añadió: "La alegría es enorme, pero hace año y medio que falta mi marido". Margarita, su hija mayor, la abrazó y la acompañó al comedor entre sollozos. Mientras, en la calle la fiesta continuaba y el alcalde anunciaba el homenaje que se tributará a Àlex el día 1 de noviembre, cuando el piloto regresará de Argentina y Seva volverá a vibrar con las motos.