Alberto Corazón afirma que el diseño es "una demanda de identidad"

El trabajo de Alberto Corazón (Madrid, 1942) como diseñador gráfico e industrial durante 30 años se condensa ahora en un CD-Rom con 10.000 imágenes. Parte de este material es el que integra una exposición antológica que se exhibe en la sala de Caja Madrid de la calle de Eloy Gonzalo, 10. En esta muestra se pueden seguir los procesos y objetos creados por este artista en diversos campos del diseño, a través de un montaje que los agrupa en grandes cajas. "El diseño es siempre una demanda de identidad", afirma Corazón.

El montaje de esta exposición divide en compartimentos y grandes áreas creativas el trabajo que ha realizado Alberto Corazón en tres décadas de carrera. Las imágenes que aparecen en una gran pantalla tienen los siguientes apartados: símbolos y marcas, identidad corporativa, objetos y diseño industrial, diseño editorial, carteles y una sección denominada after hours donde el artista mete relojes de sol, escenografías, dirección artística en películas y libros.Estas cajas, que contienen dibujos y objetos, han recorrido varias ciudades por iniciativa de los colegios de aparejadores y arquitectos técnicos. El montaje, abierto hasta el próximo 30 de octubre, se reflejará en dos libros que prepara T. F. Editores, que no incluyen su actividad como pintor y escultor.

"Este recorrido hacia atrás me confirma que el diseño es una radiografía muy precisa de la evolución de la sociedad", declara Corazón. "En estos treinta años, los encargos reflejan la ambición del encargo y del momento social y económico en el que fueron hechos. En una primera etapa, el diseño estaba unido a la industria cultural, pero a fines de los años ochenta entra en el mundo empresarial".

Corazón identifica el diseño con "una demanda de identidad", ya sea en el diseño industrial, con una identidad objetual, o en el gráfico, donde las identidades son simbólicas. "En las sociedades abiertas, la demanda de identidad es más fuerte. El diseño se centra casi exclusivamente en la construcción de identidades, ya sea de forma directa, la identidad corporativa, o indirecta, como diseño objetual o editorial".

Formado en la economía y la antropología, Alberto Corazón se identifica con la cultura de la resistencia de los años sesenta. Hasta conseguir el Premio Nacional de Diseño de 1989, abarca, y así se refleja en la exposición, el diseño editorial y gráfico (Comunicación, Visor, Zona Abierta, Anaya, carteles del Centro Dramático Nacional, Comunidad de Madrid), el industrial (sillas, lámparas, cajeros, lector de códigos, teléfono), transporte (Cercanías Renfe, Comunidad de Madrid), señalización (calles de Toledo) e identidad (Junta de Andalucía, La Rioja).

En la actualidad, Corazón forma equipos para la mayoría de los proyectos, como el trabajo de señalización y equipamiento del paseo de Calviá (Mallorca).

Es un diseñador generalista y admite que es un caso insólito dentro del diseño que se hace en España. Corazón piensa que el diseño se ha convertido en un elemento habitual en nuestra vida cotidiana. "El diseño pasó por una etapa muy rígida, muy Bauhaus; después, en los años ochenta, el diseñador se convirtió en estrella y ahora, en los noventa, el diseño es una herramienta de la cotidianidad, que sirve para mejorar nuestra relación con el entorno, con los demás y con nosotros mismos".