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LO QUE HAY QUE VER

Entre las miles de piezas que ofrece este museo, que espera encontrar una mejor ubicación en las nuevas dependencias que tendrá en un futuro la Universidad del País Vasco en Abandoibarra, hay una característica que singulariza a todas y cada una de ellas y que es percibida sobre todo por los visitantes más mayores: al ser producto de la donación de los médicos vascos, principalmente vizcaínos, no es dífícil encontrar instrumentos y materiales de doctores (incluso de familias con varias generaciones dedicadas a la Medicina) bien conocidos por el curioso que se acerca a estas salas. Un buen ejemplo de ello pueden ser las tres sillas de otorrinolaringólogo pertenecientes a los Belausteguigoitia (abuelo, padre e hijo) que denotan tanto la evolución de este mobiliario a lo largo de los años como la distinta altura de los miembros de esta familia. Un poco más adelante figuran el inevitable esqueleto y su correspondiente hombre anatómico, procedentes en este caso de la Escuela de Comercio de Bilbao, cuando el estudio del cuerpo humano era obligatorio en todas las disciplinas. Eran aquellos los tiempos en que todavía quizás se utilizara "el metro de litigios de Bilbao", en la sala de pesas y medidas, cuando todavía había disputas acerca de la verdadera longitud de esta medida. Aunque lo más impresionante son sin duda las preparaciones macroscópicas, entre las que destacan, entre los cientos de tarros que abarrotan las estantería de esta sala, los tres fetos, los pulmones de un minero aquejado de silicosis o un tatuaje. Y, ya en la dependencia dedicada a la farmacia, en la que se trata de reproducir (y con éxito) el aspecto de una vieja rebotica, se puede apreciar un gran armario repleto de botámenes, esos recipientes de cerámica con nombres tan desconocidos como orzas o albarelos que contenían los preparados de los herederos de los druidas. Hay más, mucho más (un maletín de campaña usado por un médico de las guerras carlistas, microscopios monoculares con siglos de antigüedad), en este museo que tiene un carácter tan histórico como familiar.

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