Los Reyes inauguran en Sevilla la gran muestra sobre Velázquez

Los Reyes recorrieron ayer las 13 salas del monasterio de La Cartuja de Santa María de las Cuevas que albergan la muestra Velázquez y Sevilla y tuvieron ocasión de oír, de boca de los prestadores, la historia de algunos lienzos de la etapa sevillana del pintor. La gran exposición, que reúne 102 obras de Velázquez, sus predecesores y coetáneos, es el centro del programa que conmemora el cuarto centenario del nacimiento del artista. La muestra se inauguró sin La mulata, uno de los 22 lienzos de Velázquez, que llegará de Dublín el próximo día 5.

Liudmila Kagane, conservadora del Museo Ermitage de San Petersburgo, captó especialmente la atención de Juan Carlos I cuando le tocó presentar el cuadro que la institución rusa ha prestado para la muestra Velázquez y Sevilla. La conservadora explicó que El almuerzo o tres hombres a la mesa había pasado décadas olvidado en los enormes almacenes del Ermitage hasta que, a principios de este siglo, un estudioso de Velázquez lo descubrió durante una visita a los fondos del museo.La Reina no dudó en saltarse el protocolo en varias ocasiones durante el recorrido para detenerse a admirar, entre otros lienzos, la Inmaculada que ha prestado la National Gallery de Londres. Alfredo Morales, comisario de la muestra que ha organizado la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, y el artista Juan Suárez, encargado del diseño museográfico, han reunido los bodegones de Velázquez en la última sala, enfrentando dos de sus mejores obras de juventud: Vieja friendo huevos, prestada por la National Gallery de Edimburgo, y El aguador de Sevilla, procedente del Museo de Wellington (Londres). Precisamente fue El aguador, la primera pintura en la que el artista se atrevió a renovar el género del bodegón, la obra que sirvió de telón de fondo para la imagen del día en el que los Reyes posaron junto al presidente de la Junta, Manuel Chaves, y la consejera de Cultura, Carmen Calvo, entre otros.

El retraso de "La mulata"

En la misma sala en la que se han colgado estas dos obras maestras de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez pueden admirarse las dos versiones de El almuerzo, la de San Petersburgo y otra que procede de Budapest; así como el lienzo Cristo en casa de Marta, una obra en la que el artista posterga la visita de Cristo a un segundo término para presentar un bodegón. Pero la muestra ha tenido que inaugurarse sin una de las 22 obras anunciadas: Escena de cocina con Cristo en Emaús, conocida popularmente como La mulata, y que llegará de la National Gallery de Dublín el próximo día 5.Los retratos de Felipe IV y el conde duque de Olivares, dos lienzos que Velázquez pintó en Madrid, se han incluido también en esta sala, porque los expertos los consideran importantes para entender el cambio por el que pasó el artista sevillano cuando se instaló en la corte.

Los conservadores de los museos que han prestado las obras, especialmente Alice Robinson, que representaba al Museo Wellington, quedaron sorprendidos con la sobriedad del montaje. Los dorados y suntuosos marcos de los lienzos de Velázquez se cuelgan sobre paredes blancas y enmarcados por maderas que recuerdan las traviesas de un tren.