Acústica en cuarentena

El nuevo Liceo, aparentemente idéntico al que ardió el 31 de enero de 1994, ha conseguido conciliar opiniones favorables de prácticamente todo el mundo por su aspecto físico, pero la acústica del viejo Liceo, considerada de gran calidad, se echó ayer en falta en el nuevo teatro, cuya sonoridad fue puesta en cuarentena por parte de los cantantes que interpretarán Turandot. "La acústica no es la misma. Antes era mejor", dijo el tenor Jan Blinkhof, que dos días antes del incendio que arrasó el Liceo cantó en el teatro Matías el pintor, de Hindemith. "No me siento igual en el escenario que cuando canté por última vez en el Liceo. Antes recuerdo que tenía la sensación de estar muy apoyado, que el escenario me devolvía el sonido. Ahora no me pasa eso, y no soy el único que lo dice. Habrá que ver qué sucede con el teatro lleno de público. Por lo demás, me parece un teatro bonito y preparado para el siglo XXI. El bajo barcelonés Stefano Palatchi, que conoce a la perfección el Liceo, donde ha cantado en numerosas ocasiones, coincidió en su opinión con Blinkhof. "La acústica no es la misma. Pienso que no cambiará mucho con la sala llena de público. La diferencia creo que está en el escenario, que es mucho más grande que el antiguo y esa inmensidad no ayuda a apoyar la voz. Hemos expresado nuestra preocupación a los técnicos del escenario y han puesto unos paneles en los laterales que cierran un poco la escenografía y así un retorno mejor de la voz. Ahora habrá que ver qué pasa en el ensayo general, si la cosa funciona y la voz corre bien". El tenor Johan Botha, que debuta en el teatro, aseguró que no se siente incómodo. "Yo no puedo decir cómo era la acústica antes porque nunca había cantado en el Liceo. Pero he asistido a los ensayos en los que yo no cantaba, y desde la platea puedo decir que la voz se percibe bien".