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Polémica en Nueva York por una muestra tachada de irreverente

El alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, se quedó pasmado cuando recibió en su despacho el catálogo de la exposición que el Museo de Brooklyn de las Artes, uno de los más grandes de la ciudad, se dispone a abrir el 2 de octubre: un cuadro de la Virgen María salpicado con excrementos de elefante y decorado con recortes pornográficos; un cerdo cortado longitudinalmente de la nariz a la cola expuesto en una urna, un busto humano esculpido en sangre congelada... A Giuliani todo aquello le pareció "material enfermo" y se ha propuesto acabar con la exposición. El alcalde no sólo ha amenazado al museo con cortar el grifo de las subvenciones si decide seguir adelante con la muestra sino que ayer anunció que hoy demandará al centro ante los tribunales para intentar expulsarlo de sus dependencias, de propiedad municipal. El Ayuntamiento sufraga cada año un tercio del presupuesto de la institución, que asciende a 23 millones de dólares (unos 3.500 millones de pesetas) y tiene previsto invertir en mejoras otros 20 millones.El pulso está servido. El Museo de Brooklyn, en nombre del arte, no está dispuesto a ceder. Giuliani, en nombre de los católicos ofendidos, tampoco. En medio están las 100 obras de 42 jóvenes artistas británicos que componen Sensation (Sensación), de la colección Saatchi, una muestra que ya se ha exhibido en Londres y Berlín con polémica pero con gran éxito de público y por la que el Museo de Brooklyn había apostado fuerte: nunca antes se había gastado un millón de dólares en montar una exposición, aunque en esta ocasión haya contado con el apoyo de la casa de subastas Christie's.

Argumentos

"Nadie tiene el derecho de profanar la religión de otras personas y sería escandaloso financiar con fondos públicos algo así", dice Giuliani refiriéndose al collage abstracto de la Virgen María, una obra firmada en 1996 por Chris Ofili, un artista que se confiesa católico. Giuliani ha encontrado el apoyo del obispo de Brooklyn y de la Liga Católica.

"Es parte del trabajo de un museo apoyar el derecho del artista a expresarse libremente", expone Arnold Lehman, director de la institución, que también ha anunciado que acudirá a los tribunales. "Sabemos que el arte de esta exposición es provocativo y desafiante y que mucha gente lo puede encontrar inadmisible, pero ante todo hay que apoyar que el artista pueda expresarse libremente". Lehman ha recibido el respaldo de grupos de derechos civiles que rechazan que se pueda denegar una ayuda pública, "sólo porque no coincide con un punto de vista".

Incluso Hillary Clinton criticó ayer al alcalde de Nueva York por su pretensión de cerrar el museo aunque declaró que ella no piensa acudir a la exposición.

El alcalde ha encontrado un resquicio legal para justificar su postura: la exposición no permite la entrada de menores de 17 años sin compañía de un adulto y eso puede contravenir el convenio firmado entre el Ayuntamiento y el museo.

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