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Berlín propone que Europa reforme y tutele los organismos financieros rusos

Pilar Bonet

Alemania quiere centrar la cooperación de la Unión Europea (UE) con Rusia en la reforma del sistema bancario y financiero de este país y en la lucha contra el lavado de dinero negro. A este efecto, el Gobierno federal alemán ha propuesto a sus socios europeos una amplia gama de medidas, que van desde un cambio de prioridades de los programas Tacis de ayuda a Rusia hasta la tutela de organismos financieros rusos por parte de instituciones financieras occidentales.De ser aceptadas como política común, las medidas se inscribirían en la estrategia de la UE para Rusia, que fue aprobada el pasado mes de junio en la cumbre europea de Colonia. Las ideas alemanas tienen por objeto, entre otras cosas, fortalecer las instituciones de control de las finanzas públicas rusas, tanto a escala estatal como regional, y mejorar la eficacia del sistema de impuestos con el fin de incrementar la recaudación fiscal, especialmente en lo que se refiere a las grandes empresas.

También pretenden propiciar una reforma del mercado de capitales que fomente la confianza y actúe en contra de la fuga de capitales, para lo cual considera necesario el establecimiento de instituciones de crédito extranjeras en Rusia.

La lista de objetivos que contemplan las ideas alemanas va desde la revisión de los controles del tráfico de capitales que aún existen en Rusia hasta la anulación de las licencias de los bancos insolventes, pasando por la adaptación de la supervisión bancaria a los criterios internacionales y la liberalización de las inversiones extranjeras directas. Todo esto se complementaría con una reforma del sistema estadístico para mejorar el proceso de toma de decisiones económicas y políticas, y un fortalecimiento de las normas para luchar contra la corrupción y el lavado de dinero.

Para llevar a cabo estos fines, los organismos financieros de la Unión Europea deberían ofrecer una colaboración a Rusia, que entre otras cosas comprendería el envío de misiones de expertos para ayudar a mejorar el control del presupuesto e incluso para ofrecer su tutela. Así por ejemplo, los tribunales de cuentas nacionales de la UE y el Tribunal de Cuentas europeo podrían ofrecer formación y asesoramiento al Tribunal de Cuentas ruso.

Rusia, por su parte, debería ratificar la convención europea contra el lavado de dinero negro. La presidencia finlandesa planea elaborar un plan de acción conjunto con Rusia para luchar contra la criminalidad organizada en aquel país. Alemania también querría que la lucha contra el lavado de dinero negro fuera uno de los temas fuertes de la cumbre de Helsinki en diciembre de 1999.

En medios alemanes se espera que la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), que tendrá lugar este fin de semana en Washington, presione a Rusia para que se tome en serio la reforma de su sistema financiero y mejore el sistema de supervisión de su sector financiero. A la hora de abordar las deudas rusas y la reestructuración de la deuda soviética, sin embargo, existen diferencias de enfoque entre los representantes alemanes y los estadounidenses, ya que Alemania es el principal acreedor de Moscú. Rusia tiene una deuda exterior de unos 150.000 millones de dólares (24 billones de pesetas), de los cuales cerca de 100.000 millones provienen de la antigua URSS. Este año, Moscú debe pagar 17.500 millones. Ayer, el ministro de Finanzas ruso, Mijaíl Kasianov, negociaba en Francfort con el Club de Londres (los acreedores privados) la reestructuración de 30.000 millones de viejas deudas soviéticas.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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