Barak y Schröder juran que nunca más existirá un nuevo Auschwitz

El sol y las flores colorearon una solemne visita al campo de concentración de Sachsenhausen, cerca de Berlín, donde los jefes de Gobierno israelí y alemán, Ehud Barak y Gerhard Schröder, se juramentaron para que la humanidad no cometa más genocidios. "Juramos que mientras sigamos respirando no habrá nuevas deportaciones de judíos, no habrá un nuevo Auschwitz, más cámaras de gas ni más fosas comunes", clamó Barak.

El primer ministro israelí acudió al reencuentro con los mayores sufrimientos de la historia de su pueblo acompañado por supervivientes de los campos de concentración. Y reconoció que la culpa de los alemanes y el resto de cómplices en el genocidio nunca pasará. Uno de los supervivientes, Yirak Bahir, un judío polaco de 76 años, aún no se creía cómo pudo salir con vida del lugar: "Toda mi familia murió, fui el único en sobrevivir, pero no sé cómo, no sé si fue un accidente, un milagro".Barak dijo haber aprendido una lección en su visita al campo de Sachsenhausen: "Todos debemos reconocer nuestro deber en aniquilar cualquier resurgimiento del antisemitismo y el nacionalsocialismo, para erradicarlo antes de que se convierta en una fruta peligrosa".

El canciller alemán convino en los argumentos de su colega, y reconoció que el Holocausto se ha convertido en el peor crimen cometido por los alemanes a lo largo de su historia: "El único modo de afrontar un crimen tan inimaginable es seguir recordándonos a nosotros y a los demás que no debe suceder nunca más".

Barak y Schröder depositaron una corona de flores ante la barraca número 38, que desde 1997 alberga el Museo de la Historia de los internados en el campo. Entre 1936 y 1945 estuvieron internadas en Sachsenhausen 200.000 personas de 47 naciones, de las que sólo una de cada dos pudieron sobrevivir a los horrores nazis.