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Aznar acusa a los socialistas de "encizañar" las relaciones con Chile con el 'caso Pinochet'

Luis R. Aizpeolea

El asunto Pinochet se convirtió ayer en un elemento más de la dura confrontación preelectoral entre el Gobierno y el PSOE. El jefe del Ejecutivo, José María Aznar, acusó a los socialistas de "encizañar" con el caso Pinochet las relaciones hispano-chilenas. Fue una dura réplica del presidente a la interpelación del portavoz del Grupo Socialista, Luis Martínez Noval, en la sesión de control del Ejecutivo. Martínez Noval preguntó a Aznar si las relaciones entre España y Chile no se habían "envenenado" tras haber adquirido el Gobierno algunos compromisos, como el arbitraje, que no ha cumplido.

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El debate entre José María Aznar y Luis Martínez Noval en la sesión de control del Gobierno fue a cara de perro, sin ningún asomo de fina ironía. El portavoz socialista preguntó al presidente del Gobierno cómo era posible que las relaciones entre Chile y España se hubieran "envenenado" por el asunto Pinochet y no hubiera sucedido lo mismo con Chile y el Reino Unido, cuando tanto el Gobierno de Madrid como el de Londres han apelado a la "razón judicial" para "resistirse a la impunidad de Pinochet".Martínez Noval adelantó una explicación a la diferente actitud de Chile hacia España y el Reino Unido: una promesa de arbitraje incumplida por parte del Gobierno español. "¿Falta a la verdad la cancillería chilena y el presidente Frei cuando dicen que sus propuestas sobre el arbitraje estaban inducidas por usted mismo y, además, el señor Martín Villa las materializó como mediador, asociando una vez más, como nos tiene acostumbrados su Gobierno, la política con los negocios?", preguntó el portavoz socialista. Aznar insistió, en su respuesta, en que el Gobierno "ha actuado siempre con el criterio de respeto a la independencia de la Justicia". Pero admitió que "se había estudiado la posibilidad de arbitraje", ante la petición de "un Gobierno amigo". Finalmente, Aznar, irritado por momentos, reconoció: "Se contestó al Gobierno chileno que no había tal posibilidad".

También argumentó que "es evidente que nadie puede pensar que el encausamiento de un jefe de Estado no puede producir deterioro en las relaciones entre países, salvo que alguien diga que es por estar unos u otros en el Gobierno y no por un hecho determinado".

El presidente del Gobierno pasó a continuación a la ofensiva contra el PSOE: "En este caso hay dos posiciones, que son trabajar para que afecte lo menos negativamente posible a las relaciones entre España y Chile, que es lo que hace este Gobierno, o empeñarse en encizañar para que afecte lo más posible a las relaciones entre los dos países, que es lo que hacen algunos".

Aún atornilló más a los socialistas y trató de deslegitimar su posición al referirse a la actitud del ex presidente Felipe González, crítico con la injerencia judicial exterior en la transición democrática chilena. "Por parte de algunos se intenta dañar a este Gobierno. Pero para eso hay que tener una posición, y no la marca de un partido, el PSOE, que tiene posiciones diferentes según quien opine sobre el tema", dijo.

Sólo en un momento de su bronca intervención, Aznar esgrimió la ironía cuando señaló que no sabía que al portavoz parlamentario del PSOE "le habían nombrado portavoz de algunas opiniones del Gobierno de Chile esa tarde en el Congreso".

Martínez Noval recordó, a su vez, que Aznar ha tenido en un breve lapso de tiempo "dos tropiezos serios en política exterior"; uno, "su pintoresco viaje a Rusia", y el caso Pinochet, "en el que el propio Frei ha declarado que su política era totalmente errática".

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