Broncas y augurios en la recta final
La última película en concurso es Jesus' son. La dirige la neozelandesa Alison MacLean, afincada desde 1992 en el cine independiente neoyorquino. Esta vez sale de la ciudad y se aventura con la cámara tierra adentro, en busca del inmenso tedio que cuentan que flota en Estados Unidos entre océano y océano. Lo encuentra. Y no lo captura nada mal, pues la pandilla de heroinómanos tronados con cuyos tropiezos hace una singular comedia de camino tiene golpes de gracia afortunados, aunque presumiblemente no sacará esta noche ningún premio. Este año, nadie se atreve aquí a hacer pronósticos. La adorable informalidad italiana que antaño nos llenaba de filtraciones sobre los premios el día antes de concederse se ha esfumado detrás de los contratos de esta Bienale, privatizada con las marcas comerciales que se reparten la tarta publicitaria de la gala de clausura, que será retransmitida en directo por la segunda cadena de la RAI.
La pelea de Kusturica
Lo único que se ha filtrado es una supuesta pelea del presidente del jurado, el yugoslavo Emir Kusturica, con la actriz china Maggie Cheung. Él es partidario de dar el León de Oro a El viento nos llevará, de Abbas Kiarostami; y ella se niega en redondo a que el premiado no sea su paisano Zhang Yimou por Ni uno menos. A saber qué hay de verdad en este atasco; pero de haberla, el gato al agua puede llevárselo una tercera película, que la oficina de rumores de la Mostra identifica con el bodrio en colorines de la australiana Jane Campion titulado Holy smoke. En el capítulo de los intérpretes, cuentan, por encima de todos, el inglés Michael Caine y la italiana Valeria Bruni Tedeschi, aunque no hay que olvidarse del trabajo de Melanie Griffith en Crazy in Alabama. Y en lo que hace a los premios parciales, la pedrea de los consuelos, nadie se sorprendería al oír esta noche títulos como Topsy-Turvy, de Mike Leigh; Las reglas de la casa de la sidra, de Lasse Hallström; El viento de la noche, de Philippe Garrel; Una relación pornográfica, de Frédéric Fonteyne, y, por supuesto, ese Crazy in Alabama, dirigido por Antonio Banderas. Pero, ya se sabe, cualquier maniobra o zancadilla de intereses bien organizados puede colar por una grieta cualquiera de los petardos vistos aquí los 12 días pasados. Las películas intrusas abundan como los hongos en las listas de premios de los festivales.
Mientras se desata el nudo del misterio, la Mostra soltó sus habituales manías nostálgicas y la emprendió los últimos días con un maratón de sesiones de homenaje a Akira Kurosawa, Martin Scorsese, Jerry Lewis, Luchino Visconti, Michael Powell y Emeric Pressburger, además de algunas otras viejas y menos viejas sombras, unas del cine olvidado, y otras, por suerte las más, del cine inolvidable.
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