Argentina mantiene el veto a la importación de calzado brasileño

El Gobierno de Argentina no está dispuesto a acceder a la petición de Brasil para que retrase 60 días la aplicación de restricciones a la importación de calzado brasileño. Los contactos informales entre las dos administraciones, no obstante, se mantienen, pero el acuerdo no parece posible. Ayer acabó el plazo y hoy entra en vigor el veto argentino a esos productos, que supone la paralización de tres millones de pares de zapatos.

Las medidas aplicadas por el Gobierno de Carlos Menem en su guerra comercial con Brasil pueden provocar unas pérdidas de 80 millones de dólares (12.500 millones de pesetas) a los productores de calzado brasileño. La aplicación de las barreras a la importación se producirá desde hoy. Fuentes del Ejecutivo argentino han afirmado que rechazan la demanda del otro país para que se demore la entrada en vigor de la exigencia de licencias previas, que en la práctica impiden el acceso de ese producto. Portavoces de la cancillería han asegurado que "hay una guerra comercial declarada con Brasil que no sabemos en qué va a terminar". Las restricciones argentinas obligan a los exportadores brasileños de calzado a solicitar certificados de calidad a las autoridades del otro país, y eso supone un retraso de tres meses para el acceso del producto, con la paralización en la aduana a la espera del citado certificado. La entrada en vigor se produce cuando los fabricantes tenían ya listos tres millones de pares de zapatos, y preveían vender otros cinco millones en lo que resta del año.

La pasada semana los empresarios afectados negociaron directamente con sus colegas argentinos para acordar un cupo de importaciones, pero el diálogo no prosperó y lo han retomado las administraciones respectivas sin que por el momento hayan conseguido lograr un acuerdo.

Aumenta la tensión

Con ello se aviva la guerra comercial que iniciaron los dos países hace mes y medio, iniciada cuando Brasil rechazó medidas proteccionistas en el seno del Mercosur (formado por ambos estados, junto a Paraguay y Uruguay), frente a las tesis argentinas que defienden la necesidad de crear mecanismos de defensa para hacer frente a las crisis financieras. Las diferencias de Brasil se extienden a varios sectores productivos, y en concreto al textil, arroz, acero, azúcar, lácteo, productos electrónicos y calzado. Estas disputas deben ser resueltas en el Tribunal Arbitral creado en el marco del Mercosur o ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Estas dificultades para exportar calzado se producen cuando la producción industrial brasileña ha registrado una caída del 0,6% en el mes de julio pasado, con respecto a junio, y difícilmente cerrará este año con un indicador positivo, según las cifras divulgadas ayer por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).

La producción industrial acumula una caída del 3,5% en los primeros siete meses del año, comparada con el mismo periodo del año pasado, y recuperar esa pérdida en los meses que restan de 1999 será prácticamente imposible, afirmó el jefe del Departamento de Industria del IBGE, Silvio Salles.

Para que la industria brasileña cierre este año con un índice positivo de crecimiento será necesario que el promedio mensual de crecimiento entre agosto y diciembre supere en un 4,9% al registrado entre enero y julio, según los cálculos de Salles.