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Detenido en Ourense por vender dos mujeres, una de ellas por un caballo

El comprador las obligó a ejercer la prostitución en un club portugués

Un hombre fue detenido ayer por la policía de Ourense acusado de vender a una ciudadana venezolana por 660.000 pesetas y cambiar a otra por un caballo, además de otros delitos relacionados con la inmigración clandestina y la prostitución. Las jóvenes fueron vendidas al dueño de un club de alterne portugués, quien las obligó a prostituirse, según informó la Subdelegación del Gobierno en la capital gallega.

El hombre detenido en Galicia es Elías José I. O., de 29 años y vecino de San Cibrao das Viñas (Ourense) y está acusado también, junto con Marcial Pedro R.L., de 28 años, de varios delitos. Elías José fue detenido en el club de alterne que regenta en la capital orensana, denominado Amazonas, y en cuyo interior se hallaba su compañera, Rubí Karina A.S., de 23 años, que fue detenida. Las jóvenes venezolanas afectadas declararon a la policía que Elías José las vendió al portugués Helder Manuel C.G., propietario de un club nocturno llamado Copus Bar 34 -una por el precio de 660.000 pesetas y la otra a cambio de un caballo- , en cuyo lugar se las obligó a prostituirse. Consiguieron escapar del local gracias a un despiste de una de los guardias que las vigilaban, y llegaron a Ourense, donde denunciaron los hechos y afirmaron también que Helder tiene a niñas portuguesas, menores de edad, ejerciendo la prostitución en sus locales.

Al parecer, y según el testimonio de las jóvenes, Elías José I.O. ya había introducido en España al menos a otra mujer venezolana, a la que también había obligado a ejercer la prostitución. El acusado había conocido a las mujeres en Maracay (Venezuela), a donde había viajado por vacaciones. Allí les prometió un empleo como camareras en Ourense, y envió, en febrero pasado, un billete de avión.

La primera en llegar fue una joven, F.F. C.G., a quien, con la excusa de estar atravesando un mal momento financiero, obligó a trabajar como prostituta durante tres meses. La mujer sólo pudo abandonar su situación tras pagar las 600.000 pesetas que le pedía el detenido para compensar sus gastos.

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