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Reportaje:

La flota del sur, ante su última parada

Marruecos no quiere negociar un acuerdo pesquero como el actual y exige crear empresas mixtas

El actual acuerdo pesquero entre la Unión Europea y Marruecos supone para España la posibilidad de realizar anualmente capturas por un volumen de unas 170.000 toneladas, el empleo directo para 4.400 tripulantes a bordo de unos 415 barcos pertenecientes, fundamentalmente, a Galicia, Canarias y Andalucía.En el caladero de Marruecos y en las aguas saharianas operan grandes barcos congeladores, como los cefalopoderos con posibilidades para trasladarse a otras aguas más lejanas, aunque también hay barcos de porte medio, tanto canarios como andaluces, para los cuales las aguas de Marruecos constituyen casi la única salida para faenar. Esta situación es sobradamente conocida por las autoridades de Rabat, razón por la cual han tratado de conseguir mejorar las condiciones de los acuerdos pesqueros para desarrollar su sector y facilitar la salida hacia la Unión Europea de sus producciones hortofrutícolas.

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Reestructuración

El acuerdo supone la posibilidad para faenar en esas aguas a unos 415 barcos españoles frente a los 600 barcos que lo hacían hace cuatro años y los casi 900 barcos de los años ochenta. La Admistración española ha hecho un gran esfuerzo para el ajuste y la modernización de esta flota para que las aguas de Marruecos sean cada día menos necesarias para los pescadores andaluces, mediante la eliminación de los barcos más viejos y la construcción de embarcaciones más modernas. Se trata, sin embargo, de una reestructuración inacabada. Gracias al acuerdo pesquero con Marruecos, se hallan embarcados unos 4.400 tripulantes, junto a otros 4.000 puestos de trabajo en tierra, sin contar los puestos indirectos, aproximadamente otros 30.000 que se generan con esta actividad. El volumen de las capturas en esas aguas se cifra en unas 170.000 toneladas, si bien unas 120.000 corresponden a sardina para harina de pescado que se se vende a bajo precio, todo ello por un valor en origen de unos 30.000 millones de pesetas.

Durante las negociaciones de los últimos acuerdos pesqueros, Marruecos ha mantenido una política continuada de endurecer las condiciones de pesca. El objetivo de Rabat en estos años ha sido ir limitando el tonelaje de registro bruto (TRB) de esa flota, así como el número de barcos, sobre todo de los cefalopoderos congeladores en el banco sahariano, donde actualmente sólo operan 86 unidades frente a las 200 de hace unos años. Marruecos ha impuesto progresivamente el número de tripulantes de ese país en la flota hasta superar las 1.000 personas; ha ido alejando a la flota de las zonas más cercanas a las costas para perjudicar el volumen de sus capturas. Basándose en razones científicas, no contrastadas por técnicos comunitarios, Rabat comenzó unilateralmente a imponer las vedas, al principio de dos meses y que en este momento ya son de cuatro meses, para la flota de cefalopoderos, vedas que no respetan luego la pesca artesanal de ese país. Finalmente, el coste del acuerdo pesquero con Marruecos ha experimentado una escalada espectacular al pasar de 13.000 millones de pesetas anuales en 1995 a los 20.000 millones de pesetas actuales, a los que se suman los cánones de los armadores que suponen unos 2.400 millones de pesetas cada año.

Según se desprende de estas cifras, el acuerdo con Marruecos es caro para el volumen de pesca que significa, aunque necesario todavía, sobre todo para una parte de la flota que no tiene posibilidad de ir a caladeros más lejanos.

Con vistas a la negociación del nuevo acuerdo pesquero, las autoridades de Rabat, según sus propias declaraciones, quieren modificar completamente la filosofía del nuevo compromiso. Su objetivo ya no es sólo limitar barcos, TRB, imponer más vedas bajo la justificación de salvaguardar un caladero que luego esquilman barcos de otros países, aumentar el coste del mismo, intensificar los controles sobre la flota o conseguir las mayores compensaciones para aumentar las exportaciones de frutas y hortalizas hacia la Unión Europea.

Más dinero

Marruecos, al igual que ha sucedido con otros países donde se halla operando la flota española a partir de los acuerdos comunitarios, pretende no solamente más dinero, sino, sobre todo, conseguir que la pesca con todo su valor añadido se quede en tierra firme de ese país, aunque sean armadores de otros Estados quienes realicen unas capturas que no puede llevar a cabo su propia flota. Las autoridades de Rabat pretenden que quienes capturen sus recursos lo hagan fundamentalmente a través de empresas mixtas bajo las diferentes fórmulas que permite la UE, para que las descargas y la posterior transformación con el consiguiente desarrollo del sector se hagan en empresas ese país. Desde esta perspectiva, Rabat estaría poniendo sobre la mesa el fin del sistema actual de acceso de barcos a ese caladero, así como el futuro de esa flota. Para muchos barcos pequeños, puede ser su última parada.

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