5.000 vendedores en el Congreso de Cardiología

Un crucero de lujo con 600 cardiólogos a bordo ha atracado estos días en el puerto de Barcelona. La multinacional americana Maersk Pharmaceutics ha fletado este hotel flotante para alojar a médicos alemanes, ingleses y norteamericanos invitados al 21º Congreso Europeo de Cardiología que, desde ayer y hasta el miércoles, se celebra en la capital catalana, desbordada por los 25.000 congresistas que han recalado en la ciudad. De ellos, 17.000 son médicos especialistas, 3.000 son acompañantes, y el resto, hasta 5.000, son comerciales de laboratorios de todo el mundo.La industria farmacéutica gasta cientos de millones en colmar de atenciones a los sabios de las enfermedades de corazón porque de ellos dependen las expectativas comerciales de sus productos, la parte del león del sector: sólo en España, la facturación en productos cardiovasculares ascendió a un total de 179.058 millones de pesetas el pasado año.

La estrecha relación entre los intereses comerciales de la industria farmacéutica y la ciencia médica llega a tal punto que sin el dinero de los grandes laboratorios no serían posibles reuniones de la envergadura del Congreso Europeo de Cardiología, el tercero del mundo en asistentes y el segundo en actividad científica.

Tanto las compañías como los médicos consultados reconocen que sin el patrocinio de compañías como Bayer, Pfizer Internacional o Boehringer Mannheimm, los especialistas en cardiología no podrían verse para intercambiar información y avanzar en las terapias para tratar las dolencias del corazón, causa del 40% de la mortalidad en los países desarrollados.

Ciencia y mercadotecnia

Las multinacionales farmacéuticas lo saben perfectamente, y sus equipos de mercadotecnia, dirigidos desde ciudades como Nueva York, Basilea o París, despliegan todos sus efectivos para convencer a los cardiólogos de la bondad de sus productos, ya que luego son estos especialistas los que influyen, de acuerdo con los servicios de farmacología de los hospitales, en las grandes compras de medicamentos para atender a los pacientes de los servicios de cardiología de todo el mundo.Una decisión que mueve miles de millones de pesetas. Por ejemplo, sólo el servicio de cardiología del hospital Clínico San Carlos de Madrid, centro de referencia para un área de un millón de habitantes, gastó 103 millones en fármacos en 1998. En una comunidad autónoma como la catalana, las unidades de cardiología de los hospitales públicos gastaron el año pasado 17. 447 millones de pesetas, de los cuales 6.000 millones fueron directamente a la obtención de fármacos.

La industria especializada tiene estos días a 5.000 comerciales en el recinto ferial de Barcelona, uno por cada tres médicos congresistas. Los product manager, directores de marketing y comerciales se encargan de los stands de promoción, la presentación de productos y la coordinación de la comunicación de los estudios clínicos. Además, obsequian a los médicos con fiestas, comidas en los mejores restaurantes y cenas con espectáculo, como la que organiza la compañía alemana Bayer para 200 comensales en la Estación de Francia de Barcelona. Los laboratorios también pagan el viaje y el hotel a gran parte de los congresistas. Por ejemplo, la compañía Merck Sharp & Dohme ha reservado unas 850 camas a través de la agencia de viajes Ultramar Express, que ha gestionado la reserva de 8.500 habitaciones para un total de 140 laboratorios. "Nosotros hemos cubierto alrededor del 40% de las necesidades de las grandes multinacionales del sector", advierte su portavoz, Antonio Hermosilla. También hay cardiólogos que han sido invitados directamente por la organización o bien cuentan con una subvención del presupuesto para congresos y formación del servicio de Cardiología del hospital donde ejerce su profesión. "Los laboratorios están muy interesados en estos congresos porque representan el 23% de la facturación del mercado farmacéutico", apunta Carlos Nicolás, portavoz de Farmaindustria, la patronal española del sector.

Por su parte, la Sociedad Europea de Cardiología, que organiza cada año esta reunión científica, guarda celosamente el coste total del congreso y remite a las compañías patrocinadoras, una veintena, para que sean éstas las que den a conocer su apoyo económico. "No es nuestra política dar estos datos", responden desde esta sociedad científica con sede en Niza (Francia).

Los laboratorios tampoco dan detalles, pero sí dejan clara una cosa: "El congreso lo financia la industria farmacéutica", explica Joan Martorell, director de Mercadotecnia de Laboratorios Uriach. La industria farmacéutica no organiza una feria específica para promocionar sus productos entre los médicos, sino que prefiere hacerlo en demostraciones paralelas en las propias reuniones científicas.

Laboratorios Uriach es la única empresa española que participa en el Congreso de Cardiología de Barcelona. Sólo ella cuenta con una línea propia de productos cardiovasculares, mercado que controlan las multinacionales norteamericanas y centroeuropeas. El 50% de los 22.000 millones que factura al año Uriach corresponde a este mercado. "Nos jugamos mucho", indica Martorell.