Plaza señala que el actor español carece de la base para recitar

Hablaron de la Biblia porque se pusieron ejemplos como el montaje de La venganza de Tamar; pero, sobre todo, hablaron del verso, de los problemas que los actores tienen para recitarlo, y el público para recibirlo. "El actor español carece de la base del verso, y la Universidad tiene una laguna, la dramaturgia", manifestó el director teatral José Carlos Plaza. El curso Los clásicos de ayer a hoy, dirigido por Rafael Pérez Sierra, responsable de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, se clausuró ayer organizado por la Universidad Complutense en El Escorial."El actor es el creador y el director, un artesano", planteó José Carlos Plaza, "pero por eso mismo es fundamental que el actor consiga conectar con un público que, a qué negarlo, durante los primeros minutos de una obra de teatro clásico se encuentra como perdido. Probablemente en el Siglo de Oro, se dijera el verso como se dijera, predominaban los aspavientos, y hoy ese tipo de actuación repugnaría. Pero es que actualmente te encuentras con actores a quienes hay que enseñar, lo primero, a respirar para que aguanten la tirada de unos versos. Los jóvenes llegan maleados a menudo por los platós, donde ganan mucho por hablar cheli".

Todos los recursos Ignacio Arellano, profesor de la Universidad de Navarra y experto en Calderón, cree que Universidad y teatro están muy lejos en España. "Lo triste es que la gente del teatro necesita de todos los recursos y los filólogos y especialistas universitarios estarían encantados de proporcionárselos". Arellano ve con preocupación que la métrica no sea algo normal en la formación actoral. "La métrica otorga coherencia a una pieza", dice. "Por ejemplo, las comedias de capa y espada parecen tener tramas laberínticas y sólo la precisión de las formas métricas les proporciona el necesario equilibrio".

Carencias en el verso, en la Universidad, en la métrica... Rosa Navarro, de la Universidad de Barcelona y especialista en comedias de enredo, cree que la raíz del mal está en la escuela. "Habría que formar a gente de teatro que fuera por los colegios incitando a los niños a apasionarse por todo esto. Me parece que el mundo de la enseñanza y el del teatro tienen mucho en común: ambos tenemos un público; lo que sucede es que el de la enseñanza es cautivo, y tendríamos que procurar que descubriera la maravilla de participar".

Problemas pedagógicos aparte, Plaza elogia el milagro del teatro clásico español: "Se ha dicho que es un teatro cuyos personajes tienen poca consistencia; que trata del honor y de cosas así. Yo lo que sí sé es que el hallazgo aún no superado del teatro clásico español es su análisis de las relaciones. Están las relaciones entre pueblo y poder; la relación con lo desconocido, que lo mismo puede ser Dios que la Muerte, que ese amor que es un sentimiento que se convierte nada menos que en personaje, y, sobre todo, están las relaciones entre padres e hijos, que en nuestro Siglo de Oro están mejor reflejadas que en el propio Hamlet".