Un gran toro
El cuarto de la tarde fue un toro con pitones (como todos sus hermanos), apretó en varas. En el último tercio no paró de embestir. A cada serie que Juan Mora le plantaba la muleta, el toro tomaba el trapo con raza, con bríos, como si estuviera bebiéndose los vientos de la franela. Toro de constante embestida, y lo hacía como un relámpago caliente. Creemos que este toro se alzó como el gran protagonista, por encima de todos los toreros, sean de oro o de plata. A ese toro, Juan Mora lo toreó por derechazos largos, abierto el compás, y por naturales de gran factura. Fue una faena vibrante, pero que faltó culminar como ese toro merecía. Es decir, llevándolo a los medios y matándolo de una estocada a ley, cosa que el diestro no hizo. No queremos desmerecer la labor que Mora instrumentó en su faena. Estamos remarcando la calidad de un toro y dando constancia de que a un toro de esas cualidades hay que torearlo de manera irreprochable. Esos toros no salen todos los días por los chiqueros. Lo que sí hizo fue estar por encima del otro toro.Manuel Caballero pasó olímpicamente, aunque habría que decir, locomotoramente, por la manera rápida de despachar a su primero. A su segundo tardó en darse cuenta de que el toro no mordía. Al final de la faena parece que quiso ser amable con su propia psique y empezó a torear. Pero la psique del toro no estaba para divanes de Freud. Algo le pasa a este torero cuando tiene esos dientes de sierra que le hacen estar bien, muy bien, mal o muy mal, según los vientos, las témporas o los divanes. Vicente Barrera fue la antítesis de Manuel Caballero. Mostró un comportamiento responsable, se entregó en sus dos toros y, en general, tuvo una actuación destacable. Toreó con ambas manos en sus dos toros, muy quieto, con el hieratismo acostumbrado. Algunas de sus series, tanto por naturales como por derechazos, merecieron una buena calificación.
Ramos / Mora, Caballero, Barrera Toros de Andrés Ramos, bien presentados; 1º y 2º, mansos; 3º, 5º y 6º, manejables; 4º, encastado, un gran toro
Juan Mora: pinchazo, estocada caída, dos pinchazos -aviso- y tres descabellos (silencio); pinchazo y estocada (oreja). Manuel Caballero: pinchazo, estocada delantera y dos descabellos (silencio); estocada ladeada (silencio). Vicente Barrera: dos pinchazos, media, descabello -aviso- y dos descabellos (silencio); estocada ladeada y dos descabellos (aplausos). Plaza de Vitoria, 8 de agosto. 4ª corrida de feria. Media entrada.
Falló con los aceros. Es casi seguro que si mata bien hubiera ganado algunos trofeos, y además, con todo merecimiento. Todavía sigue estando presente en los espectadores, aunque no sean muy entendidos, y hablo en general, que en la suerte de matar debe prestarse la atención que merece. Hay como un sexto sentido en las masas como para que el acero, como un material potente y serio, sea tenido muy en cuenta y con un respeto especialísimo. De ahí los desencantos que a veces ocurren cuando una buena faena no acaba por finalizar como Dios manda.
Tenían pitones
Una de las consideraciones que sacamos de esta tarde vitoriana es que, por alguna razón, en el ambiente de los toreros se palpaba una cierta aprensión, porque los toros tenían pitones y movilidad. Pero, sobre todo, tenían pitones. Es verdad que uno sólo de los toreros, en este caso Manuel Caballero, dio muestras de estar como alterado el ánimo por los pitones que salían de los chiqueros. No deja de ser una apreciación, tal vez demasiado subjetivista. Lo cierto es que suele ocurrir que cuando los toros andan bien de pitones no les funciona el motor, blandean, no tienen fuerza. Y, cosa contraria, cuando tienen fuerza, vigor, poder y bríos, por lo general las cabezas las suelen amoldar en lugares muy poco recomendables. De ahí que a veces haya toros que más que sean hijos de vaca, parece que son hijos de alguna cuchilla de afeitar.Lo que aconteció en Vitoria ayer no encajaba en las premisas antedichas. Ni se caían, salvo uno al que pegaron algo más fuerte, y además tenían alfanjes por pitones. Bueno, dice alfanjes, y dice los pitones que su padre y su madre fabricaron en una dehesa amorosa.
Damos noticia que Morante de la Puebla será sustituido por José Ignacio Ramos en la quinta y última de feria de Vitoria, o sea, ni Eugenio de Mora ni David Urdiales, como se barruntaba el día anterior.
Babelia
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