El Fringe Festival de Edimburgo lleva a Shakespeare a la escena marginal

Artistas de todas las latitudes llenan desde ayer la ciudad escocesa de Edimburgo, centro cultural y festivo al que, durante todo este mes, acudirán miles de aficionados a la música, el cine y el teatro. El Fringe Festival abrió la temporada con producciones consideradas alternativas y que tienen este año a Shakespeare como su principal protagonista. El Festival de Cine dará comienzo el próximo día 15 y para el 16 está prevista la inauguración del 53º Festival Internacional propiamente dicho, con la ópera Turandot, de Puccini, interpretada por una compañía japonesa.

Antes de que Turandot llene la sala del Teatro de Edimburgo, el Fringe Festival habrá ofrecido algunos aperitivos de altura. Un drama político, Nixon, Nixon, bucea en los entresijos del poder en Estados Unidos. Shakespeare y su propio padre, John, son objeto de revisión en otras tres producciones. Las dos primeras escenifican, respectivamente, Tito Andrónico y la tragedia de Macbeth, ésta con un toque bélico. Journey to Macbeth 99 es un sombrío paseo por las pasadas revoluciones europeas, que afronta el terror personificado por el hombre que quiso ser rey a cualquier precio. La figura de John Shakespeare, un guantero y concejal de Stratford-upon-Avon, ciudad natal del escritor, aparece en el tercer trabajo escénico.Paradigma del festival abierto, el Fringe reúne a un abultado número de artistas. Este año, cerca de 15.000 participarán en 15.699 actuaciones individuales y 1.345 representaciones colectivas. Sólo el programa ha sido calificado ya con humor por los críticos culturales británicos de "guía de teléfonos" por su grosor. Para los adictos a Internet, de todos modos, los organizadores han reservado actuaciones en directo que convertirán la cita informático-cultural en la "mayor emisión jamás realizada".

El Festival de Cine dedica su retrospectiva al director francés Robert Bresson y ha reservado la jornada inaugural del próximo día 15 a una joven promesa británica, Lynne Ramsay. Ratcatcher, su película, retrata con crudeza una huelga de basureros con planos de ratas y desperdicios que no ahorran detalle alguno. Al día siguiente, otra producción bien distinta acaparará la atención. La nueva versión de El caso Thomas Crown, protagonizada por Pierce Brosnan, flamante James Bond finisecular, y la actriz Rene Russo, llegará a Edimburgo una semana antes que al resto de las pantallas nacionales. Ambos filmes son un buen ejemplo de lo que el festival ha logrado con creces, presentar el cine como arte y entretenimiento a la vez.

Pero tal vez la mayor sorpresa la depare en su inauguración del lunes 16 de agosto el Festival de Edimburgo que podría denominarse oficial. La compañía japonesa Tokyo Opera Singers presentará un Turandot cantado en italiano y dirigido por Michiyoshi Inoue. El programa les presenta como una de las sensaciones del evento, ya que todos los miembros de conjunto son nipones. Otras producciones invitadas han buscado sus fuentes de inspiración en la identidad nacional. Es el caso Lluïsa Cunillé, que tenía previsto estrenar en julio pasado su obra The Meeting en catalán en el Festival Grec de Barcelona. Para Edimburgo ha preparado una versión en inglés, que llegará también la próxima semana con la Traverse Theatre Company.

La música clásica estará representada por algunos directores consagrados, como el holandés Bernard Haitink, que se pondrá al frente de la Orquesta Sinfónica de la BBC con uno de sus compositores de cabecera, Gustav Mahler. Otro de sus colegas más activos, el británico Simon Rattle, hará otro tanto con la Filarmónica de Viena. Le ocuparán el mismo músico austriaco, así como a Ravel y Beethoven. Por su parte, la pianista portuguesa Maria João Pires, entre otras solistas, se dedicará a Mozart y Brahms. Y como Edimburgo es desde ayer una ciudad para el deleite sensorial, el Club del festival ha sido ofrecido por los propios organizadores como el local adecuado "para empaparse de fiesta".