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Los historiadores concluyen que los restos de Velázquez yacen en Ramales

Vicente González Olaya

Si los restos de Diego de Silva y Velázquez aún existen, sólo pueden descansar bajo el pavimento de la plaza de Ramales. Ésta es la conclusión del informe que los historiadores de la Comunidad presentarán esta semana en la comisión de expertos formada por 13 especialistas del Ministerio de Cultura, Comunidad de Madrid y arzobispado. La Consejería de Educación descarta así que la momia encontrada en el convento de San Plácido (Centro) corresponda al artista sevillano.Los historiadores, según el informe al que ha tenido acceso EL PAÍS, han determinado, tras un detenido estudio de los archivos del Palacio Real durante las dos últimas semanas, que los restos del pintor de la Corte de Felipe IV nunca abandonaron los muros de la iglesia de San Juan (hoy en el subsuelo de Ramales), donde se le dio sepultura en 1660, a pesar de que esta iglesia, próxima al Palacio de Oriente, fue derribada en 1810.

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Como la demolición de los muros del templo -los subterráneos y las criptas fueron simplemente recubiertos de escombros- se llevó a cabo en sólo tres días, no hubo tiempo para trasladar a otra iglesia los cuerpos que en ella descansaban. Por ello, los osarios terminaron sepultados bajo el empedrado de la recién creada plaza de San Juan, que décadas después cambiaría su nombre por el actual de plaza de Ramales.

Para llegar a estas conclusiones, los historiadores han estudiado dos documentos rubricados por el rey José I Bonaparte (1809-1813), hermano de Napoleón. El primero de ellos, fechado el 4 de marzo de 1809, es una real orden que prohíbe la inhumación en el interior de las iglesias con el fin de evitar epidemias entre la población. Este mismo documento obliga a que todos los fallecidos reciban, a partir de entonces, sepultura "extramuros". En el caso de Madrid, los muertos debían ser enterrados en el recién creado (1804) Cementerio General del Norte, que se situaba en las cercanías de la actual calle de Vallehermoso. También se proponía la creación de un nuevo cementerio que se situó en las proximidades de la Puerta de Toledo, ya desaparecido.

La segunda orden, también con la rúbrica de José I Bonaparte, y dividida en cinco artículos, hace referencia a la obligación de trasladar los cuerpos de los reyes enterrados en el castellano monasterio de las Huelgas a la catedral de Burgos. Esta misma orden obligaba, además, a que los cuerpos de todos los hombres ilustres y notables inhumados en las iglesias del país fueran llevados a las catedrales o magistrales de las ciudades donde reposaban. La cédula ordenaba asimismo la creación de un gran mausoleo nacional donde, en el futuro, debían inhumarse todos los grandes hombres para que recibieran "el loor debido", según el informe de los técnicos. PASA A LA PÁGINA 6

El libro de Difuntos de la iglesia de San Juan confirma que Velázquez nunca fue exhumado

VIENE DE LA PÁGINA 1 Esta idea daría origen, décadas después, al actual Pabellón de Hombres Ilustres de Atocha. Pero ambas órdenes reales no fueron cumplidas en su momento. Fueron los propios ejércitos napoleónicos que invadían el país los primeros en hacerles oídos sordos, con la destrucción en 1809 de numerosas iglesias y conventos de España.Según el informe de los historiadores de la Comunidad, "la inestabilidad política y bélica que azotaba el país hacía imposible que estas reales órdenes pudieran llevarse a cabo, por lo que Velázquez nunca fue trasladado de San Juan". Una conclusión, entre otras que barajan estos historiadores, que niega la posibilidad de que el cuerpo de Velázquez corresponda a la momia hallada en el convento de San Plácido (Centro). Además, según los especialistas, el caso de Madrid era más complicado que el del resto de ciudades, porque la Villa carecía de catedral o magistral donde dar sepultura a los notables, tal y como ordenaba el rey. La llamada catedral de San Isidro era por aquellos años poco más que una colegiata, y las obras de la Almudena ni siquiera habían comenzado. Por ello, el regidor de la ciudad envió una carta al secretario real pidiéndole que le indicase qué hacer con los fallecidos ilustres. Los historiadores de la Comunidad han buscado en los archivos del Palacio Real la respuesta para determinar dónde estaban finalmente los restos de Velázquez, pero no la han encontrado.

Desmanes napoleónicos

"La razón es simple: esa respuesta nunca se produjo. Los continuos desmanes de las tropas de Napoleón por todo el país vaciaban de contenido la orden. Velázquez, por ello, sigue bajo Ramales", señalan.

Estas conclusiones están avaladas por la revisión de los llamados libros de Difuntos y de Fábrica de la iglesia de San Juan. En el primero de ellos, que refleja los nombres de las personas enterradas y exhumadas en este templo, el nombre de Velázquez sólo aparece como enterrado, no como exhumado. En el segundo libro, que incluye los gastos de las obras que se llevaron a cabo en el templo (rehabilitaciones, renovación de suelos desgastados, nuevas criptas...), sólo da cuenta de un obligado traslado de cuerpos relacionado con el derrumbe de la cercana iglesia de Santiago. Este documento explica que, en 1804, la iglesia de Santiago, separada de San Juan escasamente 100 metros, se derrumbó a causa de su mal estado. "11 noches y 11 siestas" En 1805 comenzaron sus obras de reparación, y el 22 de junio de 1806, 22 hombres, "durante tres noches y tres siestas", trasladaron a todos los inhumados en Santiago a San Juan con el fin de facilitar las labores de reconstrucción de la primera. El 18 de agosto de 1810, en vísperas del derribo de San Juan ordenado por José I Bonaparte, cinco hombres volvieron a trasladar, "durante 11 noches y 11 siestas", los muertos de San Juan a Santiago. Pero estas mudanzas no afectaron a los enterrados directamente en San Juan, como es el caso de Diego de Silva y Velázquez, sino sólo a los que seis años antes habían llegado desde la iglesia vecina. Ésta es la única mudanza de cadáveres que se ha efectuado en San Juan en toda su historia, según los expertos de la Consejería de Educación.

Los técnicos, no obstante, se muestran muy cautos a la hora de valorar las posibilidades de encontrar los restos del pintor. Su informe apunta a que será muy improbable hallarlo porque no se tiene constancia de en qué lugar exacto de la iglesia se le dio sepultura. En el caso de que Velázquez hubiera sido enterrado bajo el enlosado de la iglesia, sus restos deben permanecer allí, siempre y cuando ninguna de las tres excavaciones arqueológicas previas -hubo dos en el siglo XIX y otra a finales de los cincuenta- no los hubiesen destruido ya.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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